La vida en Borderland es desesperante para la mayoría de sus turistas, pero cuando la fé es sustituida por un amargo ansia de venganza, Borderland se convierte en el nuevo paraíso de los locos...
Pero, cuando esa ansia desaparece, y es sustituida nu...
"El adiós indefinido justifica un reencuentro glorioso"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
A medida que se acercaban a la escena del crimen, los gritos de las personas ahí presentes se hacían más fuertes, hasta que los tres chichos llegaron fue que el silencio comenzó a resonar por el lugar.
Ann, quién todavía seguía apoyada en kuina para poder caminar, levantó el cuchillo mientras alzaba la voz para que la escucharan.
-¡Lo empuñaron del revés!-.
La gente se apartó para que los tres pudieran pasar, mas Arashi se quedó cerca de la columna, intentando distinguir de entre la multitud a sus amigos. Las chicas siguieron su rumbo hasta quedar a la vista de todos los presentes.
- Las huellas del cuchillo están...en sentido contrario..-. Dijo por fin la pelinegra, mostrando el cuchillo para que todos lo vieran. - Momoka, era la que empuñaba el cuchillo...y la que se apuñaló...-. Ann se tomó su tiempo para mirar a Aguni, el cual estaba ensangrentado y arrodillado en el suelo. - Ella era la bruja...-.
-¿Pero, por un juego, se ha suicidado?-.
-¿De verdad Momoka, era la Game máster?-.
- Ha dicho que era la crupier, ¿Estas chicas han estado jugando con nosotros?-.
Arashi observaba como la gente comenzaba a hablar sobre las ya difuntas amigas mientras intentaba con desespero localizar a algún conocido, todo aquello parecía el fin del juego, necesitaba encontrar a Arisu antes de que todo acabara. Dejó de estar pegado a la columna y se atrevió a caminar hacia kuina y Ann.
- Pero eran personas...personas como nosotros -.
- Puede que las dos...las haya estado controlando alguien más -. El pelirrojo dirigió su mirada hacia la voz prominente de Usagi, suspirando de alivio viéndola con vida junto al pelinegro, aunque su alivio desapareció drásticamente al mirar la cara de su pobre amigo toda magullada y llena de sangre.
- Arisu...-. Susurró el más bajo, comenzando a acercarse lentamente hacia la pareja.
- Aguni, ya vale, no hagas que las muertes..de los inocentes sean en vano -. Arisu, a pesar de estar malherido, parecía decidido ha salvar hasta a los malos, algo que el pelirrojo admiró de él. Arashi se agachó junto a Usagi, tocando suavemente su hombro, la chica abrió los ojos alarmada y giró su cara para comprobar quién estaba a su lado. Al ver al chico con una expresión que para ella era indescifrable, solo pudo relajarse y sonreír de manera tensa, todavía le debía muchas explicaciones, pero en esos momentos se alegraba de que alguien estuviera de su parte. Arisu, mientras trataba de levantarse del suelo como podía, también seguía intentando convencer al paramilitar para que entrara en razón. - Sé que se siente, matar a tus amigos -.Arashi no pudo evitar recordar el momento exacto en el que el cuerpo de Satō calló al suelo, cerró los ojos con fuerza intentando dejar de pensar en aquel horrible recuerdo. Esta vez fue el turno de Usagi para darle un pequeño apretón en el hombro, tratando de alguna manera el poder consolarlo. -¡Pero no podemos pagar nuestra frustración con los vivos!, ¡Todavía estamos vivos!¡Nos entrenamos a la desesperanza, y estamos luchando hasta el final!...¡no menosprecies a los que seguimos vivos!-. La voz de Arisu era poderosa, lo suficiente como para llegar al corazón de la gente y hacerla recapacitar, Arashi estaba orgulloso de su amigo, antes parecía alguien tan tímido y asustado cuando lo vió por primera vez en aquel juego del siete de picas, y ahora se encontraba de pié ante todos, sangrando y adolorido, y aún así con tanto coraje.
