Cena

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Luego de llegar al Palacio, Loki fue guiado por los guardias hacia lo que sería su nueva habitación, Thor en realidad, no quiso dejarlo ir, o en todo, quería acompañarlo, pero fue obligado a quedarse con Odin, su madre por otro lado, solo pudo reprocharle con la mirada al rubio, siguiendo a los guardias.

En realidad, Loki se mantuvo en silencio, meditabundo, solo caminando por puro instinto, el pasillo era alejado, dirigiéndose hacia el Ala Oeste, una parte solitaria del Castillo, el pelinegro lo notó y pensó que era adecuado, le daría tiempo a pensar, algo que necesitaba mucho; la habitación que le dieron era la mitad de grande que la suya, los muebles eran simples, pero se notaba cómodo, no tenía ventanas, la opulencia a la que estaba acostumbrado había desaparecido dando paso a una modestia que lo tendría un poco incómodo...

― ¿Todo bien, Loki? ―la rubia preguntó, entrando a la habitación

Loki estaba en medio de ella, mirando alrededor.

―Sí...

―Escogí tu ropa personalmente, no es... no es como la que sueles usar...―dijo de manera cuidadosa, viéndose interrumpida

―Será suficiente, madre, has hecho mucho por mi―él se giró para encararla, su expresión ilegible―de hecho, más de lo que deberías ¿no? ―soltó una leve risa―más de lo que merezco.

―Loki...―su propio rostro mostró un atisbo de tristeza

―Está bien―se encogió de hombros―me busqué esta situación, fui descuidado... tengo que pagar por ello.

―Parece que has madurado, hijo mío―había un pequeño tono orgulloso en su voz

―Puede ser, solo estoy aceptando que hay cosas que he perdido, por mi arrogancia y mi estupidez, debo hacerme cargo de las repercusiones.

― ¿Quieres que te deje solo, cariño? 

― ¿La cena será pronto? 

―En una media hora, a lo sumo―la cuestión fue suficiente respuesta, así que se volvió hacia la puerta―te mandaré a llamar con Thor, ¿está bien?

―Por supuesto, madre, no hay problema.

―Te veo más tarde.

La rubia se fue, cerrando la puerta tras de sí, los guardias se habían quedado afuera, recibieron algunas órdenes de su parte antes de marcharse del todo, pensando.

Loki por otro lado, fue a sentarse en la cama, que se hundió levemente, se miró la ropa por un largo tiempo, recordando el rediseño que le había hecho a sus antiguos harapos, ya que cuando había caído, y gracias a la pelea, había quedado hecha pedazos en gran medida, le gustaba esta nueva versión de su traje, lo hacía ver increíble, como pretendía desde un principio.

La tela era suave y resistente, el metal que le cubría estaba, a su vez, recubierto de oro porque siempre le gustó llamar la atención, se dio cuenta.

¿Por qué llamaba la atención? Ah, esa era una respuesta en la que no le gustaba pensar demasiado, porque le recordaba que siempre quiso ser reconocido, tan absurdo como sonaba, por otros, y jamás pudo hacerlo de la manera adecuada, e incluso entonces, si bien sus bromas eran divertidas, siempre lo menospreciaban.

Le dolía, muy en el fondo, y para ignorar el dolor, optaba por volver sus bromas más crueles, sin importar que ello ayudaba a que las personas se alejaran, pero no le importó, de todos modos, siempre se iban para estar alrededor de Thor.

Posiblemente tuvo celos desde siempre, pero cuando la adolescencia se abrió paso, las cosas cambiaron en demasía, y Thor dejó de incluirlo en lo que hacía, encontrando en Los Tres Guerreros y Sif, algo que con él no podía encontrar, un terreno común: la lucha. Y es que él mismo nunca se interesó, nunca le gustó, e hizo la brecha más grande conforme pasaba el tiempo.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2023 ⏰

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