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Oikawa nunca había sido un gran fan de las ceremonias extravagantes o ese tipo de festejos grandes donde invitabas a más de cien personas y era la fiesta del año. Sabía que con la idea de casarse, la fiesta si o si vendría incluida y no podría negarse a celebrar.

Honestamente, él hubiera preferido casarse en el registro civil únicamente, pero Kageyama fue el que insistió que hicieran una "pequeña ceremonia" con un sacerdote, sus familias y amigos. Oikawa, siendo una persona no creyente pero totalmente enamorado, no pudo negarse, porque sólo quería consentir y hacer feliz a su futuro esposo con cualquier cosa que quisiera.

Pero, ahora que estaba llegando tarde para caminar hacia el altar que Tobio tanto había pedido (y donde el mismo lo estaba esperando), se arrepentía de no haber sido más firme con su decisión.

Con un ramo de rosas blancas  que iba a juego con su traje del mismo color, se posicionó en el inicio del pasillo. Todos los invitados se levantaron y lo miraron, conectó su mirada con Akaashi, quien, por lo bajo, le hizo un gesto con su pulgar, indicándole que todo estaba en orden. Al lado de su amigo, estaba Bokuto, con una expresión llena de angustia mientras lo veía caminar hacia el altar.

Mantener el plan en secreto para que Bokuto no se vea involucrado, era lo primero que habían acordado con Akaashi, pero al final desistieron, porque iba a ser muy difícil inventar una excusa de porque Akaashi necesitaba las grabaciones de la cámara de seguridad de su antiguo departamento, el cual había compartido con Atsumu.

Habían dos cosas que Bokuto era incapaz de manejar: los secretos y que Akaashi no se despidiera con un "te amo más". Lo habían metido en una situación, que para él, era tan difícil de soportar y Bokuto ya no sabía que hacer para relajar sus nervios. Su novio lo había reprendido por haberse mordido las uñas. 

Inevitablemente, en su radar, entró el pelinaranja. Grata había sido la sorpresa al verlo ahí, solo a una silla adelante de Akaashi. Sonrió de manera inconsciente al darse cuenta lo cínica e hipócrita que podría ser la gente.

Oikawa nunca se había sentido tan traicionado como en ese momento.

Suspiró y se metió en su papel de prometido feliz, alejó los pensamientos intrusivos que amenazaban con desequilibrar sus emociones. Solo tenía que actuar así por unos minutos más. Continuó con su paso, al final del pasillo podía verlo a Kageyama con una sonrisa, esperando por él.

Oikawa no quería llenarse de bronca. Pero, ¿Por qué le sonreía? ¿Por romperle el corazón? ¿Por jugar con él y desperdiciar tantos años de su vida?

¿Fingir que lo amaba? ¿Jurarle un amor eterno y sincero mientras que se cogía a su mejor amigo?

Tooru apretó con fuerza su ramo, tratando de calmar su molestia. Luchó contra las ganas de fruncir sus labios en una mueca y evitó a toda costa el pensamiento de darse la vuelta e huir, ser ese tipo de novios en fuga.

No era una mala idea. Pero él ya había planeado como iba a realizar su venganza. No tenía que arruinar su meticuloso plan por un impulso. 

Llegó hasta el altar, un bellísimo arco de madera, con una capa de pintura blanca y unas tiras de rosas envueltas, desde las patas hasta la punta. Oikawa se paró al frente de su novio y lo miró a los ojos, esos bellísimos ojos azules oscuros de los que se había enamorado desde la primera vez que los vio.

Ahora solo sentía repudio al verlos.

—Estás muy precioso— Kageyama se había inclinado a susurrarle rápidamente aquello, volviendo a su posición anterior al momento en el que el cura comenzó a hablar.

Oikawa fingía escuchar al padre hablar. Como recitaba su discurso de amor y palabrerías religiosas mientras tenía que mirar a Tobio a los ojos, también fingiendo una sonrisa. No estaba feliz. Estaba enojado. Furioso. Molesto.

Lo que más le llegaba a los nervios era el rostro sonriente de Kageyama. Odiaba que fingiera estar feliz por esto y siguiera mintiéndole en la cara. ¿Qué era lo que pretendía engañándolo todo el tiempo?

Mientras más escuchaba y más tenía que seguir el protocolo de boda católico más se arrepentía de haber aceptado en primer lugar. A solo doce horas de la ceremonia, había convencido a su novio de que él no quería que recitaran sus votos en la ceremonia, pues no se sentía cómodo haciéndolo ahí, Kageyama se había molestado por eso, puesto que no entendía porque de repente había cambiado su parecer. 

Oikawa luego ofreció que en vez de la iglesia, recitaran sus votos en la fiesta, en realidad, el lugar no era la diferencia, pero si tenía la opción de recortar lo máximo posible el tiempo que iba a estar parado en el altar, iba a tomarla. Además, para la fiesta él ya no iba a estar y Kageyama recitaría solo sus votos de amor. 

Sin las ganas de pelear, su propuesta fue aceptada. 

—Kageyama Tobio— pronunció el cura, trayendo de nuevo a Tooru a la realidad—, ¿Quieres recibir a Tooru Oikawa, como futuro esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

—No hay otra cosa que más quisiera en este momento— respondió con una radiante sonrisa. Pudo escuchar una pequeña y baja ovación de ternura por parte del público ante su respuesta.

Oikawa quiso morir del asco.

—Y ahora, Tooru Oikawa, ¿Quieres recibir a Kageyama Tobio, como futuro esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad,
y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

Era su turno y se quedó en completo silencio por un par de segundos que parecieron durar una eternidad. Por el rabillo de su ojo pudo notar como Akaashi y Bokuto comenzaban a abandonar sus asientos de manera silenciosa, cumpliendo su parte del plan.

Pero realmente solo fue un segundo de pensamiento en el que se arrepintió de su decisión. Él ahora tenía que responder que no, que no quería, tiraría el ramo y saldría corriendo con sus amigos, ya que eso habían acordado. Y luego seguiría el plan como estaba previsto.

Sin embargo, todo se paralizó en ese momento. Oikawa miraba a Tobio, el como esperaba una respuesta y solo pudo decir:

—Sí, sí quiero.

Begin Again || IwaOiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora