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Despedirse de sus amigos para tener un momento a solas finalmente, capaz no fue lo que necesitaba después de todo. A penas cerró la puerta y escuchó el motor de mala muerte de Bokuto abandonar el garage de la casa, rompió en llanto.

Todo lo que había estado reprimiendo por días podía soltarlo sin problema, no había nadie alrededor que lo mirara con pena por lo que le habían hecho. No había personas falsas que lo rodearan, no había un amor deshonesto a su lado. No había nadie.

La casa no era exageradamente grande, pero el segundo piso la hacía ver espaciosa. Por lo tanto, más solitario lo hacía sentir.

Le dolía ver la comida que Akaashi le había preparado en la mañana con tanto esmero pero no tenía apetito. Con solo oler uno de los recipientes, unas nauseas invadían su cuerpo y lo obligaban a volver a dormirse.

Sin celular y sin comunicación, ya no esperaba el mensaje de alguien en particular. Además, su amigo le había dicho que se encargaría de conseguirle un nuevo número para la próxima vez que lo visitara, así que no tenía sentido hacerle creer a la gente que así podían comunicarse con él.

Considerando el hecho de que tampoco quería que las personas se comunicaran con él.

Todo lo relacionado con el antiguo Oikawa estaba muerto. Sus redes sociales habían desaparecido, su felicidad había fallecido el mismo día que le confesaron que estaba dentro de una dolorosa fantasía y todo lo que él creía que estaba de su lado, se fue abajo en cuestión de segundos.

La primera semana — o lo que él consideraba que habían sido siete días— se la pasó en la cama, dormía por doce horas y las horas que estaba despierto se las pasaba llorando hasta cansarse nuevamente y así iba completando sus días.

Una botella de agua en la mesa de luz para hidratarse muy de vez en cuando y los malos canales que pasaban por la televisión de cable le hacían compañía. Miraba las noticias pero no le importaba lo que decían, para sentirse acompañado, dejaba una película de fondo para escuchar las voces y tratar de distraerse, aunque nunca funcionaba.

Estaba en un pozo de miseria. Hundido en su tristeza y todo apuntaba que no iba a salir de ahí. No había manera que Oikawa dejara de pensar en su ex pareja. Todo estaba relacionado a él.

Los días libres que tenía del trabajo los había pedido con anticipación porque, supuestamente, durante estas fechas iba a estar en un hotel de cinco estrellas, con vista al mar y con el supuesto amor de su vida a su lado mientras disfrutaba de su luna de miel. No sucedió y no iba a suceder. Nunca.

Aunque él podría volver y rogarle a Kageyama tomarlo de vuelta. Podría fingir que todo había sido un mal sueño, incluso si se esforzaba muchísimo, podía fingir que nunca había sucedido nada entre Tobio y Hinata. Retomar su relación y casarse como lo estuvo planeando los últimos meses. Sentía que si Kageyama le decía te amo, aunque fuera una vil y obvia mentira, él le creería.

¿Sería lo mejor para su corazón destrozado el volver a una realidad alterada? Al menos, no sufriría si vivía en la ignorancia.

Algunas veces se preguntaba a él mismo que hubiera pasado si tan solo no hubiese estado en su casa cuando Hinata llamó a la puerta. O si el mismo Hinata decidiera no haberle contado la verdad.

Si tan solo el amor incondicional que él sentía hubiese sido correspondido con la misma intensidad, con la misma honestidad, él hubiese podido ser feliz junto a Kageyama. Pero Kageyama no lo amaba como él lo amó y eso se notaba en sus acciones.

Begin Again || IwaOiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora