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El cura proclamó en un tono tranquilo que ahora podían besarse y Kageyama no perdió tiempo, tomó a Tooru de la cintura y lo hizo inclinarse hacia atrás mientras lo sostenía y lo besaba de forma apasionada. 

Esos fueron los peores segundos en la vida de Tooru y definitivamente el peor beso que alguien alguna vez le dio. 

Lo siguiente pasó volando, su prometido, lleno de felicidad y emoción lo tomó de la mano y lo hizo correr por el pasillo mientras los invitados aplaudían y se levantaban para seguirlos. En lo que salía, pudo conectar miradas con su mejor amigo, que lo miraba en un estado de pura confusión por lo que había hecho. 

Pero Oikawa no tenía tiempo de explicarle nada. Tobio lo tenía fuertemente tomado de la mano y lo seguía haciendo avanzar entre el amontonamiento de gente que los estaba esperando afuera, quienes seguían aclamando y celebrando que ellos se hayan casado. 

Tooru tenía ganas de vomitar todo lo que había comido en la mañana. No estuvo tranquilo hasta que ambos subieron a la limosina que había contratado el pelinegro, muy en contra de sus deseos. Si Oikawa se ponía a pensar, a la hora de organizar esa maldita boda, ellos no habían estado de acuerdo en ninguna decisión, siempre habían cedido ante el pedido del otro y sobre todo, para apaciguar alguna tonta discusión por estar en desacuerdo. O incluso, tomaban decisiones sin informar al otro, como había sido el caso de la limosina. Oikawa estaba molesto, como si no lo estuviera desde antes.

—Pensé haberte dicho que no quería la limosina— dijo, una vez ya estaban dentro de dicho vehículo, los dos en la espaciosa parte trasera mientras el conductor arrancaba hacia el salón donde iba a realizarse la fiesta. Tobio le hizo un gesto con la mano, restándole importancia mientras se inclinaba a la mini nevera que estaba y sacaba una lata de cerveza, la abrió y comenzó a beberla—. Te estoy diciendo en serio. 

—Amor— el apodo hizo que una corriente de escalofrío recorriera su cuerpo, Tobio dejó la lata a un lado y tomó a Oikawa de los hombros, acariciando ligeramente estos—. Este es el día más feliz de nuestras vidas, olvidemos el desacuerdo y disfrutemos juntos. 

Oikawa se mofó de sus palabras. Tobio lo tomó de buena manera y le sonrió, aún bebiendo de su lata. Fueron un par de sorbos más hasta que se empezó a poner cariñoso con su esposo, acariciando sus muslos y subiendo de manera intrusiva su mano. Se inclinó para besarlo pero el sabor a la cerveza y los infieles nunca le habían gustado a Tooru, por lo que lo detuvo. Entre quejas, el contrario se dedicó a seguir tomando. 

De repente, la situación se volvió cómica. Oikawa estaba pensando en una manera honesta de salvar su relación o darle una oportunidad a Kageyama de ser sincero con él, si es que este admitía sus errores y confesaba sus verdades a su esposo, existía la posibilidad de que Oikawa lo perdonara y decidiera no arruinar la reputación del mismo. Podrían asistir a terapia de parejas, ¿no? ¿Su breve matrimonio tendría salvación? O en todo caso, ¿Podrían terminar en "buenos términos"?

A Oikawa no le molestaba si es que Kageyama se había enamorado de Hinata, él comprendía que no se pueden manejar los sentimientos y tampoco elegir de quien enamorarse, lo que le había molestado era su falta de compromiso y sinceridad en la relación. ¿Por qué jugar con dos personas? 

¿Era necesario el daño?

—Tobio— lo llamó. Desde que había rechazado su intento de toqueteo, su pareja se había dedicado a re subir las historias donde sus amigos lo etiquetaban, felicitándolo por el matrimonio, Oikawa por su parte, había decidido no tocar su celular, porque lo había sentido vibrar desde que había abandonado la iglesia hasta ese momento y sabía que eran millones de mensajes y llamadas de Akaashi.

—¿Si? 

—Sabes, últimamente he tenido una sensación rara y un presentimiento que me ha estado molestando, yo... Yo creo que este sería un buen momento para hablarlo— le comentó entre los nervios de elegir mal las palabras. Su esposo dejó el celular y le dio toda su atención. No sabía como abordar el tema, si sonar muy directo o hacerlo de una manera indirecta, tirándole algunas pistas de que él ya sabía todo. Se decidió por hacerse el tonto un poco más, quería ver si su esposo podría ser lo suficientemente honesto para decirle la verdad—. ¿Hay algo que me estás ocultando? Este sería el mejor momento para que me lo digas, te juro que no me voy a enojar si me lo dices, podríamos solucionarlo. 

Begin Again || IwaOiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora