6.

92 18 62
                                    

Oikawa no había hecho un buen trabajo ocultándose y rápidamente fue encontrado por su madre, quien lo arrastró por toda la recepción para que saludara a los invitados. Se lamentaba tanto, no podía creer lo lindo que estaba decorado todo el lugar y se moría de ganas de poder sentir la emoción al decir que esta era su boda. Pero lo único que sentía era una bronca y tristeza acumulada.

Kageyama saludaba y conversaba con sus amigos, de vez en cuando cruzaban miradas y este le lanzaba besos, guiños o le hacía corazones con sus dedos, en gestos de cariño. Él muy a duras penas le sonreía y evitaba seguir mirándolo. ¿Cuánto tiempo más debía estar así?

Después de organizar su plan con Akaashi y Bokuto, la pareja se desapareció y no volvió a verlos. Ya habían pasado unos buenos treinta minutos y él no había recibido una sola señal avisándole que todo estaba listo.

Se sentó en la mesa de dos, que destacaba por ser la única mesa rectangular, con un diferente centro de mesa y la ubicación peculiar frente a la pista de baile y al escenario. Ahí había una copa de champaña y no dudó un solo segundo en agarrarla y vaciarla de un solo trago. Estaba abatido, sus pensamientos ya comenzaban a pesarle y herirle más de lo necesario, su cabeza dolía por el estrés y su corazón estaba completamente roto.

Y no había manera de juntar las piezas y ponerlas en su lugar.

Soñó tantos años con esto, con una boda de ensueño y lujo, a él casándose con la persona que consideraría el amor de su vida y siendo feliz por el resto de sus días.

Oikawa se rió de esa tonta fantasía. Para él no existiría un felices por siempre.

Sin embargo, se iba a encargar que los causantes de su sufrimiento, tampoco vivieran un felices por siempre.

Tobio apareció a su lado, sentándose en la silla continua.

—Wow, no te apresures, todavía tenemos muchas cosas que hacer— bromeó pero Tooru no entendió la broma hasta que vió la mesa, prestando atención por primera vez a cuantas copas de champaña había tomado sin darse cuenta. No se inmutó ante el comentario, se quedó callado—. Hey, era solo una broma.

Oikawa asintió para que se callara. Si entendió la broma, no era para nada graciosa. El castaño decidió chequear su celular para ver si tenía algún mensaje y, por suerte y por muchas súplicas a Dios, había un mensaje de Bokuto.

"Lo conseguí, solo quince minutos más... Creo".

—Oye— lo llamó, quitando su atención del aparato. Kageyama tenía una sonrisa grande que su, ahora esposo pero futuro ex, quería arruinar con solo un puñetazo—. Es momento de que bailemos el vals.

Oikawa no podía darse el detalle de perder más tiempo y dejar que tanta champaña le arruinara su sentido de la concentración. Se negó y otra discusión empezó. Que triste que eso se hubiera vuelto algo habitual en ellos.

Ya se había hartado, esto había colmado su paciencia. Se levantó, ignorando las protestas de su pareja y comenzó a caminar hacia el escenario, específicamente, hacia donde estaba el chico con el panel del sonido. Entre la bronca y la furia, se había olvidado que tenía que esperar a Bokuto, pero él decidió seguir.

Al verlos pararse de la mesa y caminar por la pista de baile, muchos de los invitados se acercaron, con la idea de que iban a bailar. Incluso la música dio inicio por los parlantes pero esta cesó al momento en el que la pareja siguió de largo. Y porque era obvio que estaban discutiendo.

Kageyama iba siguiéndolo mientras seguía la pelea, elevando gradualmente el tono de su voz, lo que provocó que la atención de todos los invitados alrededor cayera en ellos, quienes se notaban bastantes confundidos por las actitudes de ellos dos. No se suponía que tenían que actuar así los que se casaban.

Begin Again || IwaOiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora