◤No quiero lastimarte◥
El tiempo transcurrió de manera tan veloz que apenas pudo darse cuenta de que era momento de encontrarse con su amigo erizo en el lugar antes planteado. Su corazón corría a toda velocidad tras lo que le había dicho su novia. No podía con tanta presión, sentía que se caería al suelo por el temor tan grande que le dejaron plantado en su ser.
Hasta ahora se encontraba caminando con unas grandes ojeras por no haber dormido bien anoche, un dolor de espalda y arrastrando sus pies al caminar. Si, así de mal estaba.
En menos de lo que pudo haber querido, llegó a su destino en dónde en la respectiva mesa donde suelen sentarse se encontraban Knuckles con su esposa Rouge y cada uno cargando a dos de sus bebés. Un murciélago albino y una equidna roja. También en esa mesa estaban la loca del equipo por nombre Sticks y a su lado estaba la antes villana, ahora amiga, Fiona The Fox. Hace muchos años ella era novia y parte del equipo de Scourge, pero en aquella batalla con el que fue conocido como "Super Scourge" ella se dió cuenta que merecía una vida mejor que la que su "babe" le ofrecía. En resultado, se unió al equipo de Sonic.
Y sus azulados ojos lograron visualizar a su mejor amigo y hermano mayor de toda la vida hablando animadamente con Fiona. Está más que claro que ellos de jóvenes llegaron a salir y al llegar Scourge sus rumbos cambiaron de dirección, pero en estos años han logrado a ser nuevamente buenos amigos.
─ ¿Uh...? ─ La voz del equidna había llamado la atención de los presentes, y voltearon a ver todos al zorro que tenía unas grandes ojeras bajos sus ojos. ─ ¡Hey, Tails!... Eh, ¿Cómo te encuentras?
─ Muerto en vida... ─ Habló sin descaro alguno y con su voz ronca, como si se acabara de levantar. Caminó hasta la mesa y se sentó al lado de Sticks, golpeando su cabeza contra la superficial de madera.
─ ¿Tails? Cariño, ¿Estás bien? ─ Cuestiona la murciélago mientras mecía en sus brazos a la pequeña equidna que jugaba con un pequeño diamante que su madre le dió. Claramente falso.
─ Aaaagh... ─ Quejaba el chico con pesar y rabia, levantando su cabeza y frotar sus ojos con sus dedos para despertarse y que el gran peso en sus hombros y mente se fuera de su cuerpo. ─ ¿Creen que sería buena idea irme de la isla?
─ ¡Amigo, deja las tonterías! ─ Expresó exaltado el cobalto, cansado del extraño pero molesto comportamiento de su mejor amigo. ─ Dinos, ¿Qué te tiene así?
El contrario suspiró profundamente, sin muchas ganas de decirle la razón de todo a sus amigos. No creía que fuera buena idea decirles lo que lo tiene tan desganado, pero necesita un consejo para sobrellevar la situación. Lo necesita en serio.
─ Bueno... ─ Inició el joven de ojos azules. ─ Me desperté cansado por estar ocupado arreglando un rayo congelador de alta presión que... ─ Se detuvo al ver que sus amigos no entendían mucho esa parte, por lo que suspiró. ─ En fin, estaba arreglando un invento hasta que Cream me había llamado.
─ Espera, ¿Eso fue después de yo haberte hablado por el comunicador? ─ Cuestionó el cobalto hacia su amigo, quien asintió a su comentario. ─ Oh, de acuerdo.
─ Aunque si quieres, puedes decirme lo que querías. ─ Insistió en prolongar su confesión para prepararse mentalmente. Estaba demasiado nervioso.
─ ¿Seguro? ─ Lo primero que vio fue al zorro asentir rápidamente, lo que lo hizo alzar una ceja pero que después terminó encogiéndose de hombros. ─ De acuerdo... Verán... Es que, está mañana eh...
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Los héroes del mañana
Fiksi PenggemarNuestros amados erizos, tras pasar muchas cosas junto a sus amigos, lograron terminar juntos. Ahora al ser adultos, tienen un nuevo reto que enfrentar: Paternidad. Así es, nuestro erizo azúl y el resto de sus amigos lograron dar ese gran paso en su...