Como ya sabía la dirección de su casa, Freddy fue camino a ella.
Éste se puso adelante de la puerta y tocó el timbre.
Luego de quince segundos, la puerta fue abierta, dejando ver a la joven de cabello rubio, bastante desarreglada, que digamos. Ella llevaba puesto una remera larga, que le llevaba a los muslos. También llevaba unos shorts. Su pelo era corto, pero aún así estaba medio despeinado.El castaño la miró de pies a cabeza y rió burlona.
—Pudiste vestirte mejor, ¿no crees?.
Chica solo giró los ojos.
—No eres nada importante para mí, así que no debo hacerlo.—La rubia se corrió un poco para dejar libre el paso a Freddy, quien accedió y entró a la casa.
Apenas entrar, el ojiazul observo la sala, que a diferencia de Chica, estaba ordenada. Siguiendo observando, llegó a unos estantes, los cuales tenían fotos de Chica, y otra joven también de cabello rubio, solo que era más alta que la de ojos morados.
—¿Así que estás de observador?.—Habló Chica poniéndose detrás de él con las manos en la cintura.
—¿Te molesta?.—Respondió él volteando a verla.
—Ugh..., sólo empecemos con el proyecto.
Ambos se sentaron en una mesa bastante grande, Chica puso algunos materiales en ésta, Freddy hizo lo mismo, solo que de su mochila.
Ninguno hablaba, solo se enfocaron el la tarea.Pasaron casi dos horas, y el proyecto ya estaba terminado. Como fue mencionado en el capítulo anterior, Freddy y Chica eran los alumnos con mejores notas.
—Espero que saquemos buena calificación, ¿no?.—Preguntó Freddy, dando un suspiro, la tarea lo había agotado bastante.
—Obvio que lo haremos. Y que quede claro que yo lo llevaré mañana a la escuela.
Y antes de que Freddy dijera algo, la puerta de la casa fue abierta violentamente.
Era Shic, la hermana mayor de Chica.
La rubia llevaba una botella de alcohol en una mano, entrando agarrándose de las paredes.
Estaba ebria, como casi siempre.
—¡Por dios, qué chico más guapo, eh!.—Rió acercándose a Freddy, al punto de llegar y tocar su mentón.
—¡Shic, basta, es mejor que vayas a tu cama!.... así se te quitara lo ebria.
—¡Yo no estoy ebria, estoy estupendamente bien, hermanita!.
—Freddy, vete, ya.—Exclamó la menor.
—¿Segura? ¿No quieres que te ayude o algo?
—¡Qué te vayas, ahora!.—Chica lo empujó hacia la salida, abriendo la puerta echándolo de la casa.
No es por nada, pero Freddy se preocupó un poco.