"Soy la profesora Hirschur" se había presentado la maestra de mala gana apenas entrar al salón "en esta clase aprenderemos sobre manipulación del maná".
La supervisora de mi dormitorio dejó caer una caja en su escritorio al frente de la clase con un golpe sordo. Se notaba más que fastidiada cuando notó que yo estaba ahí. Puso una sonrisa fingida por un segundo o dos antes de hacer una mueca de hastío. ¿Quién había educado a esta mujer, por todos los dioses?
"Tengo suficientes piedras fey para ustedes en esta caja" comenzó a explicar, "pasarán al frente a tomar una cada quien y luego la teñirán con su maná..."
No pude escuchar lo que siguió a la explicación. El príncipe idiota había respingado, llamando mi atención. Las puntas de sus orejas sobresalían aún más entre sus cabellos azules luego de colorearse de carmín. ¿En qué demonios estaba pensando ahora ese bruto?
"... con esto concluye nuestra lección de hoy".
'¡Espere! ¿Qué? ¿Qué fue lo que dijo?'
Me sentí agobiada al darme cuenta de que no sabía qué más íbamos a hacer. Comprendía la primera parte. Madre me había enseñado cómo teñir piedras fey antes de ingresar a la academia, pero ¿Qué más debíamos hacer?
"Recuerden que tendrán que teñir una piedra Fey cuando pasemos a crear una bestia alta" indicó la profesora conforme nos formábamos en orden de rangos para tomar una piedra.
Cuando pasé junto al príncipe se me escapó una sonrisa venenosa. Su rostro casi neutral mostraba una mirada confusa. Al menos no era la única que no había escuchado la indicación.
"¿Eglantine?" lo escuché susurrar cuando la rubia frente a mí pasó por su lado.
La hermosa niña, tan similar a la diosa de la luz, dejó escapar una risita breve antes de contestar.
"Llénala de mana y luego saca tu mana de nuevo"
Ferdinand le sonrió agradecido, incluso a mí se me escapó una pequeña sonrisa. Que niña tan confiable.
Cuando volví a mi lugar me dediqué a jugar con mi mana a modo de práctica.
Hirschur nos observaba con el ceño fruncido a Ferdinand y a mí de manera alternativa, cruzándose de brazos.
"Lady Rozemyne de Eisenreich y el príncipe Ferdinand, de pie en mi escritorio, ¡ahora!"
'¿Qué? ¿Pero por qué con él?'
Miré al idiota que se ponía en pie sin dirigirme la mirada, imitandolo sin prestar atención a la explicación que daba nuestra profesora sobre el proceso de teñido.
Una vez de pie, uno junto al otro con nuestras piedras fey descansando frente a nosotros en el escritorio, Ferdinand comenzó a hablar sin dejar de mirar su material.
"Así que primeros de nuevo en los exámenes escritos, ¿eh? Y geografía, nada menos".
"Tengo compañeros talentosos" respondí de mala gana.
Hubo un breve silencio, llenado por la repetición de Hirschur de su explicación sobre cómo llenar las piedras.
Ferdinand volteó entonces, mirando a la clase e ignorándome a mí. Una extraña sensación de desdén porque no me estuviera mirando se apoderó de mí, desconcertándome.
"A la profesora no parece gustarle mucho repetir sus explicaciones" murmuró él, "si existiera una herramienta que pueda guardar y reproducir la explicación con maná, seguro se mostraría menos fastidiada por dar clases"
Miré también al grupo. Estaba segura de que a mi supervisora de dormitorio lo que menos le interesaba era darnos clases.
"Un artefacto que proyecte imágenes le ahorraría dar explicaciones, podría escribir las instrucciones en orden y luego proyectar en una manta o una pared blanca" dije sin pensar.
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La Flor y el Demonio Libro 2: La Venganza de la Flor (pausada)
FanfictionCamille, ahora Rozemyne llega a la academia Real el lugar donde perdió todo, como una princesa del gran Ducado de Eisenreich se propone vengarse de todos aquellos que una vez la lastimaron. Ferdinand como principe heredero y futuro Zent empieza una...