Capítulo 5

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Snape miró al techo durante un largo rato antes de echar las piernas por encima de la cama y mirar al suelo un momento antes de levantarse estirándose.

-Supongo que debería prepararme para ir a la cama si no voy a seguir estudiando-, dijo, acercándose a sus cajones, sacando un pijama y arrojándolo sobre la cama antes de cruzar la habitación hasta la silla de su escritorio, que estaba cerca de una gran ventana de cristal que daba al exterior.

-Mañana es domingo, tal vez pueda descansar un poco-, dijo quitándose la camisa por encima de la cabeza y dejándola sobre la silla. Se detuvo un momento y se miró el vientre plano antes de levantar una mano vacilante y tocarlo, con una sonrisa de oreja a oreja.

James se estremeció al sentir el aire frío de la noche. Se había olvidado de ponerse una bata o un jersey más abrigados. Quizá debería volver a entrar. Bajó las piernas del arco y volvió al patio, pero en cuanto empezó a andar se detuvo de nuevo. Al otro lado del patio, a través de la pequeña ventana junto a la puerta de Snape, vio a Snape. Snape con los dedos largos y delgados sobre el estómago. La visión hizo que a James se le cortara la respiración.

Se quedó un momento en el sitio, deseando llamar, incluso se acercó a la puerta, pero se obligó a recordar la promesa que se había hecho a sí mismo. Se detuvo. Tenía que esperar a que Snape lo buscara, si es que lo quería. Será un frío día en el infierno cuando eso ocurra, pensó desdichadamente.

Snape se acarició el estómago unas cuantas veces antes de sacar rápidamente la mano y sacudir la cabeza. -Qué demonios estoy haciendo, debo estar volviéndome loco todas las palabras de Lily metiéndose en mi cabeza- dijo con un suspiro.

-Pero aun así, me extraña que Potter no haya intentado venir a verme. Tal vez finalmente se rindió- dijo desabrochándose los pantalones y bajándoselos antes de doblarlos y colocarlos en el respaldo de la silla. -Es un poco extraño que no intente saltar como en los pasillos o en el baño... o cobertizo de barcos- dijo, recordando aquella vez y la forma en que James había tocado su piel caliente. Ni siquiera se dio cuenta de que su mano había bajado hasta sus boxers y rozaba la tela que ocultaba su polla.

James inhaló bruscamente ante la imagen que vio a través de la ventana. Pero no podía fisgonear así ni fingir que no había sucedido. Inhaló con fuerza, la excitación y el deseo le hacían palpitar la sangre hambrientamente. Se enderezó, deseando que el rubor desapareciera de su rostro y llamó a la puerta. Tardó unos instantes, pero finalmente la puerta se abrió lentamente.

-Sólo... Sólo vine a ver si estabas bien-, dijo, tropezando con sus propias palabras. -Ya sabes, antes de irme a la cama-.
Snape se sonrojó al ver a James en la puerta y se escondió rápidamente tras ella, sintiéndose muy expuesto en calzoncillos. -S...sí, estoy bien- dijo incapaz de atreverse a mirar a James a los ojos.

-Lo siento, me has pillado preparándome para irme a la cama... tú no... no viniste el viernes como estaba permitido- dijo mirando a James.
James tragó saliva. -Sí, dejaste claro que preferías que no lo hiciera, así que pensé en... ya sabes, darte tu espacio-, dijo, examinando el rostro de Snape, ligeramente sonrojado y con los ojos oscuros brillando bajo la diminuta luz.

-Sí, entonces... Ya me voy. Duerme bien, ¿sí?-.

-Espera- dijo Snape rápidamente mientras estiraba la mano y agarraba una esquina de la camisa de James sin pensar realmente antes de volver a soltarla rápidamente y fingir que no había pasado mientras ahora estaba más en la puerta de la mudanza mostrando su esbelto cuerpo.

-Sé que es un día tarde, pero aún puedes venir un rato... si quieres-, dijo mirando a James y, por alguna razón, medio deseando que se fuera a su habitación.

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