Capítulo 8

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Más tarde aquel mismo día, mientras el sol de la tarde se esforzaba por asomar entre una espesa nevada, la señora Potter le enseñaba a Severus fotos humillantes de James de niño en el acogedor salón. Severus se había quedado dormido en el sofá y, tras taparlo con una manta, James se disculpó en silencio. Echó un poco de polvo floo en la rejilla del salón, donde había más intimidad, y esperó a que Lily Evans apareciese.

-Voy a buscar a Lucius Malfoy... esta noche. Sé que estará en la gala a la que mis padres se niegan a ir todos los años. Voy a ir allí y voy a hacerle sufrir por lo que ha hecho. Quiero que vengas a visitar a Severus, que lo mantengas cómodo, todavía es un poco asustadizo con mi mamá y mi papá. Y yo no...- Apretó los dientes. -No quiero que sepa que me he ido. No quiero que se preocupe-.

-De acuerdo, pero estoy segura de que se dará cuenta de que te has ido, James, cuando nos dejes a él y a mí sin molestarnos durante tanto tiempo- dijo ella mirándolo a través del fuego mientras Remus miraba y escuchaba desde el sofá detrás de ella.

-Pero antes de que vaya tienes que contarme que está pasando- dijo firmemente queriendo respuestas. -Todos sabemos que ha pasado algo por la forma en que te comportabas cuando estuviste aquí, así que ¿me dirás qué ha pasado? ¿Por qué vas a por Malfoy? ¿Qué le ha hecho ese cabrón a Potter?- medio gritó ella pero Remus adelantó una mano poniéndosela en el hombro para calmarla.

James apretó los dientes. Sabía que Severus no quería que Lily se preocupara pero eso era solo porque no estaba acostumbrado a que la gente cuidara de él. Tendría que acostumbrarse, pensó James. -Cuando estábamos en el callejón Diagon, nos topamos con Malfoy, como te dijimos. Pero lo que Severus no quiso mencionar fue que, cuando entramos en la botica, ese imbécil entró y le tiró encima a Severus un estante entero de pociones peligrosas le hicieron reacción, le quemaron directamente la ropa y la piel-. Hizo una mueca de dolor, sintiéndose enfermo al recordar el dolor de Severus, al tener que desnudarlo en medio de la tienda para tratar de salvarlo de las peores quemaduras.

-San Mungo lo salvó. Las heridas ni siquiera dejaron cicatriz, pero si hubiéramos llegado unos minutos más tarde, si el dependiente no nos hubiera dado algo para detener el ardor de las pociones...- Sacudió la cabeza. Le dolía físicamente pensar en el posible resultado. -Severus podría haber muerto e incluso ahora... No estamos seguros de cómo podría haber afectado al bebé. Todavía tenemos que esperar y ver-.

Lily soltó un pequeño grito ahogado mientras se tapaba la boca al pensar que Severus y el bebé corrían tal peligro y tuvo un repentino impulso de ir ella misma a por Malfoy e infligirle un dolor REAL. Uno de los cuales sería asegurarse de que nunca nacieran herederos de Malfoy.

-¿Quieres que vaya contigo a la fiesta, James? ¿Para asegurarme de que no te pases de la raya y lo mates?- Preguntó Remus mientras asomaba la cabeza al fuego junto a la de Lily. -Y si quieres le doy un poco y luego le borro la memoria de que alguna vez lo hice- dijo con una sonrisa no gustándole la idea de que Severus fuera atacado de esa manera y además poniendo en peligro la seguridad de un niño nonato.

James negó con la cabeza. -Si le muerden, sabrá que has sido tú. Y no quiero que nadie me acompañe. Si me atrapan, no quiero que nadie sufra por mi culpa-. Él ya sabía lo que iba a hacer. Lo había estado planeando toda la noche mientras Severus dormía en el hospital. La gala presentaba el momento perfecto...

-Llegaré tarde a la gala para que todos estén sentados en la cena-. Eso era todo lo que les contaría de su plan, no quería involucrarlos, por si acaso. Sin embargo, tendría su capa. Si todo iba según lo planeado, nadie sabría que estaba allí.

-De acuerdo James. Pero no hagas nada imprudente que te vaya a meter en serios problemas, esa bebita va a necesitar a su papi cerca recuerda- dijo Remus mientras observaba a James con ojos amables.

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