Capítulo 11 parte III

605 34 2
                                    

-No te tortures Snape, todo terminará pronto-, dijo, sosteniendo la mirada del hombre por un momento, antes de acercarse para arrancar a Hayley torpemente de su cuna.

-¡Bájala, rata!- gritó Severus, incluso en su estado de sierra, mientras saltaba de la cama para apartar a Hayley del agarre de Pettigrew. Después de lo que había pasado, no iba a permitir que Pettigrew o Voldemort le arrebataran a Hayley a James, incluso cuando Pettigrew se apartó de la mano de Severus y tropezó ligeramente con el suelo enmoquetado y se levantó sobre unas piernas temblorosas y débiles. -¡¡¡SOCORRO JAMES!!!- gritó tan fuerte como pudo incluso mientras se movía para coger a Hayley de nuevo esta vez consiguiendo agarrar la suave manta en la que estaba envuelta y ella se despertó de tanto gritar soltando un fuerte grito de tristeza al ser despertada.

Pero antes de que nadie pudiera acudir en su ayuda, Pettigrew levantó a Hayley con un torpe brazo y se agachó, rodeando con los dedos la muñeca de Severus. -Por si sirve de algo. Lo siento, Snape. Por ti, por James y por el bebé-. Con eso, desaparecieron con un fuerte crujido de aparición.

💥💥💥💥💥💥

-No se iría así como así-. protestó James con los dientes apretados, bajando furioso las escaleras mientras Lily, Remus y Narcissa bajaban volando tras él. -¡Incluso si hubiera cambiado de opinión sobre Hayley, no se la habría llevado sin más!-. Se había asomado a la habitación hacía unos momentos, alrededor de media hora después de que Narcissa los hubiera dejado, para encontrar que Hayley y Severus se habían ido. -¿No viste la habitación? La cama y el moisés no estaban bien, ¡algo ha pasado!-, insistió mientras cogía su capa y su varita. Pero al meter el brazo en la manga de la túnica, se quedó inmóvil, mirando su brazalete, el que lo unía a Severus.

-Agradezco a James que tenga razón- dijo Narcissa hablando desde el fondo del grupo. -Severus estaba completamente seguro de que no quería tener nada que ver con Hayley, así que no creo que simplemente se escapara con ella. Tampoco es un cobarde como para salir corriendo si cambiara de opinión-.

-Remus, Sirius. No podría uno de ustedes... no sé, husmear por la habitación o algo y ver si algo huele fuera de lo normal?- Preguntó Lily mientras miraba a la pareja con la esperanza de que si sabían algo/algo pudiera ayudarles a encontrar a Severus y Hayley aunque el brazalete de James emitió un único y débil brillo antes de volver a guardar silencio.

-Las pulseras están unidas-, susurró James, mirando fijamente la banda alrededor de su muñeca. -Normalmente puedo... sentir dónde está-. La superficie de la pulsera estaba en blanco, pero creía saber lo que significaba. -Está en un lugar donde las vallas nos impiden entrar. Pero tal vez aún podamos rastrearlo-. Miró a cada uno de sus amigos. -Dumbledore sabrá qué hacer-. Se dirigió hacia la chimenea del salón, pero cuando hundía los dedos en el bote de polvos de floo, la voz de Remus lo detuvo.

-He olido a Peter en el dormitorio de arriba-, llamó a James. -Era débil; había intentado ocultarnos su olor, pero cuando entré en la habitación pude percibirlo. Fue él quien se los llevó, James-.

James apretó los dientes y apretó el puño contra el polvo, que se derramaba ligeramente sobre la chimenea de piedra. -Entonces tomó su decisión. Si se interpone entre Severus, Hayley y yo-, dijo lentamente, sin saber cómo terminar aquella frase amenazadora. Suspiró. -¿Vienes?-.

Dumbledore estaba demasiado iluminado cuando entraron en su despacho James, Sirius, Lily y Remus. -He oído que te felicito, muchacho-. Dumbledore repicó amablemente. -Severus y tu pequeño están bien, ¿no?-.

James hizo una mueca. -Lo estaban, antes de que Peter se los llevara... a Riddle, supongo-, dijo en tono sombrío, observando cómo la alegría desaparecía del rostro arrugado de Dumbledore. Como no quería perder el tiempo, James levantó la muñeca para mostrar la pulsera. Se sentía entumecido. Solo podía pensar en recuperarlos, no había lugar para la tristeza. No había lugar para el luto. No estaban perdidos. Todavía no. Podía sentirlo. -Ayúdeme a recuperarlos, señor-.

POTIONS AND PROBLEMS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora