Capítulo 6

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-Vaya, vaya. Pero si es el monstruo de mi hijo- se burló viendo a Snape medio escondido detrás de James para protegerse y medio no queriendo ser visto por su padre. -Y mira que es un milagro que hayas conseguido hacer un amigo que no sea pelirrojo, bien hecho- dijo y Snape sintió que habría aplaudido sarcásticamente si no estuviera esposado.

Snape mantuvo los ojos bajos y en su sitio antes de que sintiera que lo llevaban lentamente hacia el escritorio de Dumbledore. Snape se sintió temblar a medida que se acercaba más y más a su padre antes de que éste saliera disparado hacia su silla e hiciera que Snape diera un respingo y se encogiera de miedo pensando que podría ser golpeado de repente.

-¡¿Qué coño es eso?!- rugió señalando el estómago de Snape. -¡Sabía que eras un bicho raro, hijo mío, pero ahora resulta que también eres un maricón gigante! No te he enseñado nada!- gritó.

-¡No es cierto! No es así para nada no eres nada!!!- Snape le gritó y al instante se arrepintió al ver que la rabia llenaba la cara de su padre.

-¡¡¡Cómo te atreves a contestarme!!!-, bramó antes de que pareciera pasar por encima de la policía muggle y dirigirse directamente hacia Snape, echando los brazos hacia atrás y pareciendo que iba a golpear a Snape con toda su fuerza en el estómago.

Los segundos siguientes fueron tan inesperados que nadie tuvo tiempo de reaccionar. James, que había estado de pie al lado de Severus, ligeramente delante de él se lanzó hacia delante para interceptar a Tobias Snape mientras Severus caía hacia atrás. Antes de que nadie pudiera detenerlo, estampó el puño con fuerza en la mandíbula del hombre, con un sonoro chasquido que hizo que éste saliera volando hacia su silla. Miró a un enfurecido James, aturdido mientras James estaba ante él, temblando físicamente de rabia.

James sacudió el puño. Le palpitaba, pero la satisfacción de la agonía en el rostro del hombre superaba el leve dolor. Cuando el hombre se atrevió a permitir que sus indignos ojos parpadearan hacia la forma congelada de Severus, James volvió a arremeter, antes de que nadie pudiera detenerlo, y volvió a abofetear al hombre, con tanta fuerza que su cabeza se movió hacia un lado.

-No te atrevas a mirarle así-, dijo James en tono sombrío. -No le mires en absoluto. No le hables-. Los muggles dieron un paso adelante, más cerca de James, obviamente para intentar detenerlo si volvía a atacar. Lo intentarán, pensó James. Puede que lo consigan, pero no antes de que haga que se arrepienta de lo que haya dicho.

-Si hubiera sabido de qué cosas repugnantes era capaz la 'magia', habría acabado con la vida de esa patética criatura antes incluso de que saliera del vientre de su madre-, se mofó Tobias Snape, volviendo lentamente la cabeza hacia atrás para mirar a James. No podía ver a Severus alrededor de la imponente figura de James, estaba demasiado cerca, demasiado alto en su visión.

-Van a encerrarme por ejercer mi derecho como padre a enseñar a mi "hijo" lo que está bien y lo que está mal...-

-Eres una asquerosa excusa de ser humano-, dijo McGonagall desde algún lugar detrás de James, desde al lado de Severus. -A la gente como tú no se le debería permitir tener hijos-.

Tobias Snape hizo una mueca. -Míralo-, dijo, haciendo un gesto con la barbilla en dirección a Severus. -Nunca fue un niño, ni siquiera es un hombre ahora. Es un pequeño monstruo repugnante. Una abominación que lamento decir que jamás salió de ninguna semilla mía-.

James gruñó entre dientes y sacó la varita. El policía muggle voló hacia atrás, pero los aurores del Ministerio salieron disparados hacia delante para ocupar su lugar.

-Señor Potter- dijo Dumbledore con suavidad, -por favor, tenga cuidado. Su acción aquí puede perjudicar su futuro más que el suyo. Esta debe ser una conclusión pacífica...-

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