𝐈.

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Léonie.

¿Sabéis eso de que los sueños se cumplen con trabajo y esfuerzo? Lo he pensado toda mi vida. A pesar de que he tenido la suerte de contar con los padres más realistas del mundo, que desde bien pequeña me decían que a veces no todo pasa como queremos. Sin embargo, yo estaba hecha de otra pasta. Aunque me tomé muy a pecho que el mundo de las artes era bastante duro y que la dificultad de conseguir lo que una se propone es casi nula. Por eso mismo tardé tanto en comenzar.

Tenía unos veintitrés años y una carrera universitaria a medias cuando decidí cambiar el rumbo de todo. Dejé los estudios, cosa que, aunque ahora veo como una buena decisión, me catapultó a lo más bajo. Tuve que volver a vivir con mis padres durante un tiempo, y buscar trabajos basura para ahorrar un poco. Aunque eso no fue lo peor. ¿Alguna vez os han dado información sobre cómo empezar en la música? Pues a mí tampoco.

Grababa cosas sueltas, las subía a redes sociales. Las enviaba a discografías... Y nunca conseguía nada. Durante casi tres años. Tres años que, para cualquiera, habían sido desperdiciados y tirados a la basura. Hasta que C'est Vous Qui Décidez! decidió realizar un recibo abierto de propuestas para la preselección francesa de Eurovisión. Era una oportunidad de oro. Tenía que aprovecharla.

Así que, me gasté todos mis ahorros en grabar una única canción, después de perfeccionarla durante meses. A sabiendas de que, si no era perfecta, si no era la elegida, habría perdido la oportunidad de toda una vida. Por no hablar de lo puristas que pueden llegar a ser los críticos de este país en lo que al certamen de Eurovisión respecta.

Ser seleccionada fue un milagro, pero ganar la preselección... No podría explicar la felicidad que me supuso. Y también la confusión. Las preguntas. ¿Por qué he ganado yo? ¿De verdad he sido mejor que el resto de concursantes? ¿Confían verdaderamente en mí, una completa desconocida, para representar a toda una nación en el concurso musical más importante del continente europeo?

Théo, mi hermano menor, era el único que mantenía mis pies en la tierra. El único que sabía qué decir en cada momento para que no perdiese la calma. Para que me creyese de una vez lo que estaba pasando.

Aunque, lo peor de todo, sin duda... Sería el viaje a Bélgica. El vuelo. La altura... Era algo que simplemente me había aterrorizado desde la primera vez que pisé un avión.

Si no recuerdo mal, fue a los nueve años. Mi tío se había mudado a un pueblecito de Grecia y, tras mucha insistencia por su parte, fuimos a visitarlo durante las vacaciones de primavera. Yo, que jamás había pisado antes un aeropuerto, estaba totalmente fascinada. Veía los aviones despegar mientras llegábamos a la terminal y, una vez dentro, observaba cómo los viajeros se preparaban para embarcar. Un paseo por el cielo no sonaba nada mal, y podría decirse que me sentía incluso entusiasmada. Por supuesto, todo cambió cuando, con los cinturones bien apretados, despegamos por fin. El tembleque del avión fue lo primero que consiguió alarmarme, en cuestión de segundos, pero después fueron las vistas. No entendía cómo la gente se peleaba por tener acceso a las ventanillas del avión. Sinceramente, una sola mirada al suelo conseguía revolverme entera. Lo peor fue el aterrizaje. El aeropuerto era pequeño, y la pista más aún, por lo que el avión tuvo que aterrizar a base de dar vueltas, y vueltas, y vueltas... Nunca había vomitado tanto como lo hice durante la siguiente media hora tras el aterrizaje.

No recuerdo demasiado del viaje a Grecia, pero sí el viaje de vuelta, que fue prácticamente la misma experiencia que el anterior.

Por supuesto, no volví a pisar un avión en los siguientes diecisiete años de mi vida. Los viajes largos los hacía en coche, o tren. Y si no era posible, decidía quedarme en casa y dejar que mis padres viajasen solos. Solía utilizar como excusa que quería darles tiempo que disfrutar en pareja, pero no era cierto. Sólo de pensar en la elevación, el miedo, el mareo... Era suficiente como para cancelar cualquier trayecto.

𝗢𝗪𝗡 𝗠𝗬 𝗠𝗜𝗡𝗗  ✮  damiano david.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora