❝Las peculiaridades de una persona, son importantes, es lo que la hace especial de cierta forma, pero... Mis peculiaridades, no son algo digno de mirar o apreciar❞
Naruto siempre se lo dijo, Shikamaru también, incluso su padre.
Nunca era buena idea guardarse toda la ira y soltarla en peleas.
Había dos lados, el negativo, Megumi terminó rompiendole los dos brazos a Kurosuki Buntan, el positivo, tuvo el privilegio de cargar a Boruto en sus brazos al estilo princesa rescatada por el príncipe.
Megumi sujeto bien a Uzumaki mientras Yuino carcajeaba.
Iwabee casi se ofrece a cargarlo cuando escuchó que él se quejaba de estar cansado y adolorido, pues debían de regresar al hotel rápidamente, pero no se esperó que Megumi se ofreciera dejando tiradas como cualquier cosa las espadas que le arrebato a Buntan.
El rubio estaba ruborizado hasta el cuello, parecía que iluminaría el camino de vuelta al hotel.
—¡Apresurense! —exclamó Sarada —¡Más correr y menos hablar!
Megumi corrió justo al lado del nuevo secuaz de Sarada, Hachiya Tsurushi, quien la cargaba como si fuera un caballo.
Boruto se ruborizo más como si fuera posible cuando se vio obligado a sujetarla por el cuello para no caer.
A pesar de la oscuridad y el movimiento, pudo notar que Hatake tenía la punta de sus orejas enrojecidas.
Al llegar al hotel, efectivamente, pasaron lista.
Megumi habló con Shino, se encontrarían por la mañana para el viaje de regreso, Mei nuevamente la quería en su casa.
Justo antes de que se fuera, Boruto detuvo a Hatake en la entrada del hotel, la sujetó por la manga de su haori.
—Ah... Me-Megumi-san ¿Tiene un segundo?
Ella sonrió suavemente mientras agitaba su cabeza en señal afirmativa, se hicieron a un lado para poder hablar con más tranquilidad.
—Yo... Uhm, gracias por su ayuda, se que no te sentías bien alrededor de Shizuma y tal vez fue por Kagura, pero aún así, nos ayudaste, gracias.
La pelimorada mantuvo su suave sonrisa, tenían casi la misma altura, la fémina le llevaba cerca de cinco centímetros, pero no era mucho, por lo que Megumi fue capaz de mirarlo directo a los ojos.
—¿Te importa si confieso algo ahora mismo?
Boruto sintió que sus manos sudaban por los nervios, solo atinó a asentir.
—Lo escuchaste de Kagura, pero quería repetirlo —musito —Eres especial para mí, así que haré todo a mi alcance para mantenerte a salvo y ayudarte.
Uzumaki se ruborizo de nuevo como si fuera un tomate.
—¿E-Especial? —balbuceo.
Megumi soltó una risa suave, se inclino hacia él y le dio un beso en la mejilla.
—Creo que me gustas, Boruto.
Y con eso, Uzumaki finalmente cayó de golpe hacia atrás, sus amigos quienes habían estado espiando rompieron en carcajadas cuando Hatake se puso nerviosa mientras intentaba hacer que reaccionara.
Si, definitivamente ahora tenían con que molestar a Boruto.
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