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Megumi observo la hora del reloj mientras escuchaba a Mei hablar y hablar sobre sus amores de juventud.

Era entretenido, pero bastante doloroso para cierta zona luego de dos horas sentada, se había quedado en casa de Terumi desde el día anterior sin oportunidad de regañar a Kagura.

—Mei-san, creo que debió de golpearlo más, siento que ese bastardo debió terminar con un hueso roto como compensación —expresión Hatake en uno de los pocos espacios.

—Si, pensé lo mismo —contestó la mayor mientras limaba sus uñas.

—¿Y por qué no lo hizo?

—Porque-

—¡Terumi-sama! —exclamó uno de sus ayudantes más cercanos al sexto Mizukage —¡Chojuro-sama la busca!

Mei le hizo una seña a Megumi.

—Vamos.

La pelimorada siguió a la más alta, llegaron a la bóveda de las siete espadas.

No había señales de forcejeo, pero ya no había ni una de ellas.

—Vaya... ¿No es casi imposible replicar la llave de esta bóveda? No veo señales de forcejeo —comentó Mei.

—¿Quien tiene la llave además de usted, rokudaime-sama? —cuestionó Hatake recargandose del marco de la puerta de entrada —La última vez que estuve aquí solo usted la tenía en su poder.

—Kagura —contestó el peliazul tomando por sorpresa a Megumi.

—¿Que?

—Hmmm... Hoshigaki Shizuma —musito la quinta mizukage —No ha cambiado nada ¿Crees que obligó a Kagura a abrir la bóveda?

—No, estoy seguro de que lo convenció.

Megumi seguía procesando.

—Creo que esto suena a una declaración de guerra, ¿Que harás, Chojuro?

—Fuera de nosotros tres ¿Alguien más sabe de esto?

—Solo tus ayudantes más cercanos.

—Impondre una ley, los siete espadachín es son símbolo de la aldea de la niebla sangrienta, si intentan erigirse como tal, es nuestro deber... —desenvaino a la mitad la katana más cercana a él —Ejecutarlos a todos.

—Chojuro, lo que dices también aplicará a Kagura ¿Estas seguro?

—Si.

—¡Cho-Chojuro-sama! —exclamó Megumi corriendo a colocarse frente a él —¡No puede hacer eso!

—¿Ya lo olvidaste, Hatake? —cuestionó hosco a la menor —Ya no perteneces a Kirigakure, por ende, tu opinión no es válida.

—Chojuro —lo reprimió Mei.

La quinta mizukage estaba segura de que el sexto se arrepentiría de lo que dijo tras calmarse.

—¡Eso lo tengo claro! —exclamó la pelimorada —¡Pero se trata de Kagura! ¡No es el enemigo!

—¡Tal vez no sea tu enemigo! ¡Pero si va contra la aldea, va contra el Mizukage! —gritó en respuesta.

Megumi se encogió en su lugar al primer grito, pero su expresión seria no desapareció.

—¡Haré lo que sea para proteger a mi gente! ¡Si deseas ponerte en nuestra contra también! ¡Serás el enemigo como él!

Megumi frunció el ceño sintiendo las lágrimas agolparse. Nunca fue buena para recibir gritos.

—Entiendo —respondió con la voz ligeramente temblorosa.

Se dio media vuelta antes de salir de ahí a paso rápido.

Tenía que encontrarlo antes que ellos sin importar que.

Justo cuando estaba por terminar de bajar las escaleras, alguien la jalo de su brazo, no fue capaz de ver o reconocer de quien se trataba.

—¿Te parece si tenemos una breve charla, Rei-chan?





—¿Te parece si tenemos una breve charla, Rei-chan?

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C H I R U - 気が散る || Uzumaki Boruto x Fem Reader!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora