❝Las peculiaridades de una persona, son importantes, es lo que la hace especial de cierta forma, pero... Mis peculiaridades, no son algo digno de mirar o apreciar❞
—Ni tu ni tu amo me agradan —expresó Megumi cruzada de brazos, se sentó sobre el depósito de basura inorgánica, no se veía sucio y esperaba que no lo estuviera.
—Oye niña, en primera, no es mi amo, segunda, no me importa, solo te pido información de la ubicación del templo de tu familia —gruñó Hozuki Suigetsu.
—Métete en tus asuntos, cabeza de hisopo, no voy a decirte nada.
—¡Que grosera! ¡Tu también tienes cabello blanco!
—Tenía —corrigió —Y habla el que me secuestró.
—¡Tch! ¡No te force a nada!
—No, sólo me jaloneaste hasta la ciudad y me metiste en un edificio que se volvió deposito de basura, cualquiera que te hubiese visto diría que eres un maldito pedófilo secuestrador.
—¿¡Que!? ¡Oh, vamos! ¡Solo pregunté por el templo Ryōmen!
—Bah, esa mierda quedó en escombros luego de que cada bastardo de Ryōmen muriera.
—Sigues viva.
—Dije bastardos, no agradable señorita.
—¡Jah! Mira, podemos hacer esto, yo te doy información de lo que quieras y tu me das la ubicación del templo Ryomen ¿Quieres?
—Ahora si estamos entendiendonos, Hozuki-san.
El peliblanco puso los ojos en blanco.
—¿Me la darás?
—Quiero la ubicación actual de Karatachi Kagura —sabía perfectamente que Boruto intentaría ir tras él, notó que se hicieron cercanos.
Además, él podía llegar a ser tan entrometido como su padre.
—Se donde estará.
—Me sirve —musito recargandose de la pared.
—Parque memorial por el atardecer, casi anochecer.
—Genial —musito Megumi, tuvo una vaga sensación de presencias ajenas —Lo que buscas en el templo Ryōmen, esta aquí —señaló su corazón.
—Deja de jugar, niña.
—Hablo en serio, seguramente buscas el pozo eterno ¿Verdad? Donde están los espíritus de los miembros del clan Ryōmen, pero esta en mi y se ira conmigo a la tumba.
—¿No puedes simplemente expulsarlo?
—No, me es imposible, solo puedo usarlo temporalmente, así muera, jamás lo lograré, y si me he equivocado, puedes buscar el templo Ryōmen de nuevo en los establecimientos del clan, no está muy lejos de Kirigakure.
—Mierda —soltó el mayor pareciendo ligeramente molesto.
Mitsuki apareció por la ventana rota del edificio, entró de un salto.
—Ah, por eso deje de sentir la mirada sobre mi —comentó el recién llegado.
—Mitsuki-san —saludó Megumi.
—Él me dijo que no te involucres en el intento de seguir a Boruto —dijo Hozuki —Mira, con que la mocosa de Ryōmen vaya es suficiente, no dejará morir al hijo del Hokage.
—¿Por qué?
—Yo que se, solo obedece, si la niebla se entera que estas asociado con nosotros estaremos en problemas.
Mitsuki desvío la mirada con algo similar a la decepción.
—Tch, solo quería una misión para venir a casa y me encuentro con esos tipos que se autoproclaman espadachín es de la niebla ¡Jah! Como si supieran algo, no tienen la experiencia que les hace falta.
—Parece que no te agradan mucho —comentó Mitsuki —En ese caso, deberías contarme el resto.
—¿De qué me hablas? —Suigetsu escogió fingir demencia.
—Estas investigando algo, seguramente, quieres descubrir que les hace vulnerables.
—Te dije, deja de involucrarte y eso es todo, es más, Ryōmen tiene más experiencia con esos novatos, deja que vaya ella sola.
Megumi lanzó una botella de cristal contra Suigetsu, este la esquivó con facilidad plasmando una sonrisa en su rostro, los vidrios salieron en todas direcciones al impactar en una pared lejana.
—Para de llamarme Ryōmen, tu gente sabe perfectamente que detesto recordar que llevo esa sangre —bufó ella.
Hozuki carcajeo.
—Vaya, entonces es cierto lo que escuche.
—Solo danos la información, Mitsuki-san es capaz de actuar por su cuenta, yo me encargaré de que cortar la conexión entre él y ustedes a los ojos ajenos.
—Cómo quieras, no me haré cargo de las estupideces que hagas, Ryōmen.
Megumi chasqueo la lengua fastidiada, escucho al clon de Suigetsu amenazar a los dos jovenes espías.
—No te metas con ellos, son mis amigos —dijo Mitsuki saliendo para quedar frente a ellos.
—Solo estaba bromeando ¿Verdad? —dijo Suigetsu.
Los dos menores rieron nerviosos al estar siendo presionados psicológicamente y por el jutsu pistola de agua.
Megumi se asomó por la ventana y pudo verlos, soltó una risilla.
El peliazul habló.
—Nunca me imagine verlos tan asustados.
—Oye, no digas eso —le reprochó Shikadai.
—¡Oh! Ya se —musito Mitsuki —Podríamos decir que nos superaban en número, esa sería una buena excusa.
—Oye, Mitsuki, tranquilo —pidió Hozuki.
Hatake sonrió complacida al ver la breve guerra de miradas, sabía que el mayor cedería.
—Ah, como quieras, parece que serás tú quien aplaste a Shizuma —le tiro un pergamino al menor.
—Lo sabía, no te agrada nada este tipo —comentó el chico de cabello azul claro —Gracias, creo que podremos salvar a Boruto por ustedes dos.
—No entiendo ¿Que esta pasando? —se quejo Nara.
—Para ser precisos, los adultos estaban usando nuestra excursión para algunos de sus propios negocios sucios —respondió Inojin.
—Vámonos, chicos —ordenó Megumi saliendo por la ventana —Ustedes tienen que volver y yo cosas que hacer.
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