❝Las peculiaridades de una persona, son importantes, es lo que la hace especial de cierta forma, pero... Mis peculiaridades, no son algo digno de mirar o apreciar❞
La cara de Uchiha Sasuke siempre fue digna de presumir, buenas facciones, justo del gusto de Megumi.
Pero odiaba lo hosco que podría llegar a ser.
Y lo imbecil que fue al no lograr reconocer a su propia hija.
—Sasuke-san, con todo respeto, es usted un tremendo-
Naruto cubrió la boca de Megumi con rapidez.
—Perdona, ella no sabe lo que dice.
—Si se —dijo cuando se le dio la oportunidad de apartarse de las garras del rubio.
Uzumaki se apresuró a volver a cubrir la boca ajena.
Sasuke observo con curiosidad a la pelimorada.
—¿No eres tu la mocosa del clan Ryōmen que Kakashi adoptó luego de que yo la trajera?
Megumi frunció el ceño.
—Si es así, agradece que te salve, medio metro.
La pelimorada sacó la mano del rubio de su cara.
—¿Hah? ¿Agradecerle a la clase de persona reconoce a la hija ajena pero no a su propia hija?
—Eres bastante habladora.
—Y usted bastante hosco.
—Tengo mis razones para actuar de esta forma.
—Pero antes de todo eres humano y como humano, un padre.
—Un ninja no debe interponer sus emociones en la misión.
—Eso aplica en medio de una batalla o riesgo verdadero, no en esta clase de momentos donde sólo hablaras con nanadaime-sama para dar el informe de su misión.
—Eres de la clase que se deja llevar fácilmente por sus sentimientos ¿Huh?
—Habla el que está discutiendo con una persona que tiene la mitad de su edad.
Sasuke se quedó callado. Megumi dio en el blanco y Naruto estuvo a punto de burlarse.
Si, bueno, después de todo el discipulo es tan listo como el maestro.
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