❝Las peculiaridades de una persona, son importantes, es lo que la hace especial de cierta forma, pero... Mis peculiaridades, no son algo digno de mirar o apreciar❞
Megumi no se lo espero jamás, Sarada la fue a buscar a su casa por primera vez, no era para un entrenamiento como creyó aún si llevaba puesto un traje distinto a lo habitual, pero también era rojo.
—Acompáñame —fue lo primero que dijo parada frente a la puerta de su casa.
La pelimorada observo un par de segundos la expresión de Sarada, estaba en medio de la aplicación de tinte a su cabello, por ello la miró raro unos segundos.
—¿Tiñes tu cabello?
—Si... —respondió alzando una ceja —Todos lo saben ¿Tu no lo sabias?
—No.
Hatake bufó.
—Es más que notorio por las raíces blancas —bufó —En fin, ¿Y tu amiga ChouChou?
—No va a tomar en serio las cosas y no tengo otras amigas cercanas ademas de ti y ella.
La más alta sonrió divertida, asintió sin cuestionar a donde irían.
—Esta bien —respondió Hatake encogiendose de hombros, era su día libre —Entra, voy a sacarme el resto del tinte ¿Si?
—Si —entro y se sentó en el sofá de la sala, Megumi no tardó mucho en volver, se había cambiado rápidamente por su ropa que usualmente usaba para las misiones.
—Te sigo, Uchiha Sarada.
—Bien —la azabache sonrió.
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