EL AÑO 132 D.C. ESTABA LLEGANDO A SU FIN CUANDO RAELON ESTABA DE VUELTA en Volantis, después de sólo tres días en Invernalia. Pudo soportar los recibimientos poco cálidos, el frío del clima y su gente e incluso luchó contra la fuerte nostalgia que le provocaba no tener a sus hijas cerca, comprando todo tipos de juguetes, semillas y cualquier cosa que él creyera que pudiera gustarles, pero su paciencia se rompió la segunda noche en medio de la cena.
Esta vez no hubo banquete dentro del Gran Salón. Sólo una cena para la familia y el príncipe, puesto que inclusos a sus invitados, se les llevó la cena a sus habitaciones si preguntar, por órdenes de Mulciber Stark. El Lobo Sangre había llegado de la fortaleza de la casa Locke en un tiempo sorprendente para haber salidos en la mañana y sin caballos.
Raelon era alguien supersticioso, especialmente cuando de magia se trataba. Así que creía todo lo que contaban sobre el lord de Invernalia y su vínculo con sus viejos dioses del bosque, donde desde la guerra de la Última Flama que acabó un año después de la muerte del rey Jaehaerys, se hablaba de su habilidad como cambiapieles, cómo podía verlo todo y a todos.
Mulciber era aterrador sin tener que decir una palabra. Su rostro huesudo era incluso más marcado que el de Aryon, ya que no llevaba barba y sus ojos, era de un azul hielo que le recordaban a los fríos de las viejas leyendas al otro lado del Muro en las Tierras del Eterno Invierno. Era un hombre de pocas palabras, pero su presencia en la mesa había sido suficiente para hacer que el príncipe cuidara su lengua.
—Entonces, ¿Quieres casarte con mi hija? —Mulciber le preguntó seriamente, su voz ronca era como el eco de una cueva y las miradas de la mesa en él, que usualmente satisfacían a Raelon, esta vez lo pusieron nervioso.
—Hablar de matrimonio sin apenas una conversación es un poco apresurado, mi lord—respondió Raelon limpiando el resto del estofado de hermana de sus labios, ya que era un guiso de marisco blanco cremoso y espeso que se pegaba muy fácilmente a la piel.
—¿Lo es? La Mano del Rey fue muy clara con el propósito de su visita, de lo contario, no habríamos gastado bebidas, madera y alimentos en vano con usted; recursos de los que no podemos darnos el lujo de desperdiciar en este lugar, príncipe—Mulciber lo había estado mirando fijamente después de que recogieron sus platos, venía el parto fuerte.
Raelon se mofó con una mueca torcida—Mi abuelo se toma muchas libertades cuando mi padre tiene que atender asuntos más importantes.
—¿Más importantes que su hijo?
El príncipe se mordió el interior de la mejilla y sonrió sin revelar dientes. Nadie habló, pero pudo ver la sonrisa burlona de Aryon y las miradas preocupadas de Dorcas o Cregan.
—Más importantes de un príncipe exiliado—Raelon aclaró con una voz dulcemente engañosa, podían pincharlo y entonces él derramaría el veneno que llevaba en la sangre, apenas percibió un cambio en el rostro helado de Mulciber, parecido a un ceño fruncido por la arruga entre sus cejas—. Veo que mi abuelo no se lo ha comentado, pero yo le quitaré la venda que mi abuelo le ha puesto con engaños. Estoy exiliado y no voy a recibir nada de mi padre ni del reino a su muerte.
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SWEET NOTHING ─── Rhaena Targaryen
FanfictionSN | ❝ ¿Volar? Pero si los dragones también nadan para danzar. ❞ Raelon Targaryen encontraba divertido ser el gemelo del príncipe Aegon, pero aún más, que su madre hubiera decidido mandarlo al otro lado del mar y dejarlo en manos de su infame tí...