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Palabras:1351
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Parejas mencionadas:
Dnf
Karlnapity
Jschlakity
Quackbur
Eret x Quackity
Slimecicle x Quackity
Philza y Mumza
Lukity
Rubkity
Rubius x Vegeta
Etc.(?)

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Confundido camina entre las sombras de los árboles de estructura macabra, el viento fresco le rozaba la piel, sus pasos son lo más ligeros posible pero su corazón se siente cada vez más pesado. Tranquilidad, si le preguntaban cómo se sentía diría tranquilo, se siente como si su cuerpo flotara sobre el mar, "estoy bien" pensó más sin embargo eso era mentira, se estaba ahogando sin siquiera saberlo.

Para ser honesto a este punto ya no le importaba, la lucha ya era algo en lo que no pensaba, algo innecesario, pues ya se había dejado ganar ante la figura imponente del esqueleto que robaba almas de sus cuerpos.

La mente en blanco, los ojos pesados, cuerpo de esqueleto por la falta de alimento, piel pálida por la falta de luz, básicamente era un cadáver andante.

"¿Desde cuándo estaba tan sólo?" Se preguntó el hombre de cabellera azabache, unos días atrás estaba en el punto más alto del éxito, su país tenía una gran fuente de ingresos, sus ciudadanos estaban más que encantados de vivir ahí, la gente era pacífica de día mientras que de noche festejaban, entonces, si todo estaba bien ¿Por qué de repente siente que se desconecta del mundo y sólo quiere dormir?.

Dormía, dormía mucho, poco, y algunas noches no podía ni siquiera pegar los ojos, de la cama brotaban enredaderas que rodeaban su cuerpo, el hombre no se negó, dejó que estás le ataran para impedir su movimiento, ya no luchaba, estaba demasiado cansado para eso, ahora solo dormiría u observará con vacío el techo con lágrimas sin emoción goteando de sus ojos.

Nadie estaba para el, se había alejado de todos al sentir su muerte cerca, ahora, moriría sin un adiós de sus seres queridos, con unas rosas color carmín entres su pecho y manos dejo que la naturaleza le comiera el cuerpo y que el tiempo la alma.

"De la vida me rendí
Ahora en mi muerte estoy,
Pero descuiden amados míos
Pues tranquilo hoy me voy

Un martes les visitaré
Ya siendo una alma en pena,
Sus lágrimas les secaré
Y una sonrisa les brotará

Mis amados de ojos húmedos
Agradezco entrar en sus caminos,
Recen a los dioses por mi paz
Para encontrarles la próxima vez".

El poema recitó en su mente, no habían lágrimas de miedo, al contrario, su cerebro danzaba de alegría ante la espera del descanso entreno. Más sin embargo, antes que que la muerte pudiera llegar una fuerza divina lo visito en sus sueños.

-Oh pequeño hijo mío, ¿tan mal te ha tratado el destino? Los dioses, tu familia ahora estarán de tú lado puesto que tu alma pura permanece a pesar la sangre que gotea de tus manos como debe de ser, una oportunidad más se te será cedida, olvidarás esta vida tuya, de tus pecados y aquellos humanos y criaturas que llamaste "familia", tu cuerpo será reencarnado en un otro universo, allí la paz nace y el karma es concedido-. Habló el ser celestial.

El joven de cabellera azabache incrédulo simplemente asentía, no comprendía por completo lo que la mujer le dictaba pero algo en el le decía que en la diosa confiara.

Sintió como la mujer paso una mano por su rostro dejándole inconsciente, sintió su cuerpo caer en algo blando como la seta gigante de un hongo, inhaló una bocanada de este nuevo aire, era fresco y ligero; poco a poco abrió sus ojos que empezaron a gotear ante la natural luz solar.

Con su debido cuidado bajo de aquella gran seta, con la mirada brillante ante su propia inocencia arrendó a un niño pequeño explorando un gran parque, estaba fascinado con aquel sitio abundante en árboles y extrañas criaturas, observo los pequeños escarabajos, la hilera de hormigas trabajando.

Correteo las ranas hasta que saltaron a una laguna donde se encontraba una mamá pato con sus crías y un sentimiento de tristeza pesó en el corazón del azabache, uno que permaneció al mirar aves volando en el gran cielo azul, sentía envidia al saber que el no les acompañará, una simple tristeza y decepción abrumaron su mente, desconocía el porque sus ojos se sentían pesados mientras que su corazón añoraba volver a sentir esa sensación de poder volar.

Quiere sentir el viento entre sus plumas color oro según su corazón recordaba, movió los dedos ansioso mientras un graznido de tristeza salió de su garganta.

Pronto salió de su tristeza pues sus instintos le gritaban que esté alerta, y en lo correcto estaban pues escuchó los pasos de alguien cercano a su sitio, de manera rápida busco un escondite y observo desde allí.

Unos segundos pasaron para que dos grandes hombres le dieran la espalda concentrados en su discusión. El pato quedó estético al escuchar su lengua extraño, conocía el idioma era español más sin embargo lo que lo desconcertaba era el asentó marcado que tenían.

–Venga Rubius sólo admite que nos hemos perdido–. Escucho a uno de los hombres quejarse.

–Que poca fé me tienes amigo, te digo, vamos por buen camino–. Declaró con molestía.

–¿Fé? De que fé me estás hablando si llevamos una hora de mierda dando vueltas al bosque–. Se quejó nuevamente el primer hombre extraño.

–¡Déjame de joder 5 minutos quieres?!–. Vocifero Rubius con irá en su voz sin mirar el rostro de su compañero sentando su mirada en un mapa.

– Modifica tu tono de voz maldito oso de granja–. Amenazó el castaño.

No hubo respuesta, Quackity se movió en su lugar para observar mejor a los hombres pero ya no miraba a uno, el oso con blanco. "¿Dónde se metió?" Se preguntó.

No tuvo tanto tiempo para responder pues ya una mano había sido puesta en su hombro al instante se hizo bola protegiéndose a si mismo, desconocía la razón, cualquier persona coherente hubiera corrido o luchado ante el agarre inesperado, el no, el junto sus rodillas, junto sus brazos para proteger su cabeza y miro con pánico al hombre quien se quedó en shock al mirar la reacción.

–Oye niño, ¿Te encuentras bien?–. Preguntó el oso con una voz delicada.

El jovén asintió con la cabeza, quería hablar, asegurar su salud más sin embargo su voz se quedó atrapada en su garganta.

–Seguro eres el nuevo integrante que Merlon nos mandó a recoger, un gusto nuevo héroe soy Rubius y aquel emo de por allá es mi compañero Luzu–. Los presentó el oso de lengua "gorda".

El menor trago duro para aliviar el nudo en su garganta, respiro profundo y puso la mejor sonrisa que podría crear.

–Un gusto Rubius, soy Quackity–. Se presentó de manera animada el azabache

–¿Te llamas Quackity como los patos?–. Se entromete el castaño mirándole con diversión, según el azabache no había maldad en los ojos del contrario, bueno, al menos el que se le veía porque tenía peinado de emo el vato.

–Quizas, ¿Quién eres tú?–. Cuestionó el menor con curiosidad.



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Holaaaaaa. ¿¿Cómo están??

Perdón en serio, simplemente caí, profundo, muy profundo, era como morir en vida ¿saben? equis, cómo sea.

Me disculpo mucho, ni siquiera me gustó como quedó este episodio, tenía bastante potencial y simplemente lo eche a perder, ahg, cómo sea los amo y publicaré pronto, lo prometo.

Bueno no, odio las promesas siempre son una ruleta aveces se cumples y aveces no, en fin, repito, los amo.

¡No mms que se me junto el ganado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora