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-SE SHIPEAN CUBITOS, NO STREAMERS-

Todo inicia en la ciudad de Tortillaland, donde habitaba un hechicero que se había ganado el cariño de todos por la amabilidad que tenía, por el entusiasmo que tenía haciendo cualquier cosa, por la felicidad que transmitía. Vivia feliz, tenía un gran santuario, gente que lo quería, una mascota, entre muchas cosas más; sentía un vacío dentro de el, un vacío que dejó su ex esposa, Rubí. Después de haber caído en ese nuevo lugar no la volvió a ver, tenía esperanzas de que ella regresa pero mientras pasaba el tiempo se fue cansando y cada vez más fue renunciando a esa idea, esa idea de volver a verla, esa idea de volver a amar y ser amado o al menos eso pensaba hasta ese momento.

-Holaa, eres nuevo por aquí? Yo me llamo Juan y tú? -pregunto el hechicero al ver a un oso que nunca antes había visto y sin dudarlo fue a saludarlo, pero mentiría si dijera que no le recordaba a alguien-

-Hola, si soy nuevo, me llamo Spreen - dijo el argentino ante la repentina presencia del hechicero-

-Eespero que nos llevemos bien y lleguemos a ser amigos, Spreen. -dicho eso el hechicero se dirigió hacia su santuario-

El oso solamente asintió para seguir su camino en busca de materiales, pero durante el camino no puedo dejar de pensar en esa corta conversación con ese chico, quien por su vestimenta podria decir que era un hechicero, restándole importancia siguió con su camino.

Sin embargo, el hechicero camino a su santuario no pudo dejar de pensar en ese oso con el que se había encontrado, no pudo dejar de pensar en lo bien que se veía, trato de alejar esos pensamientos diciendo que lo acababa de conocer y que tal vez no lo volvería a ver. Así fue como siguió su camino hacia su santuario para encontrarse con quién era la razón de su felicidad; su puerco.

...

Spreen estuvo todo el día anterior  consiguiendo materiales para empezar a construir su negocio, los días pasaban y el fue construyendo una pollería que sería uno de los más grandes negocios en Tortilla. A pesar de que el oso no llevará tanto tiempo en la ciudad, todos sabían quién era, pues era reconocía por su fría y sería personalidad ante todos, por el miedo que causaba con un par de palabras o con simplemente una mirada.

Por otro lado, durante esos dias el hechicero no pudo dejar de pensar en aquel oso y si los rumores que circulaban eran reales, ¿Realmente era tan malo como decían? ¿Realmente te haría daño sin importarle nada?

...

Ese día el hechicero iba para la tienda de Tanizen, para venderle unas cuantas cosas sin embargo al entrar al portal que separaba el pueblo verde al naranja pudo notar a lo lejos una construcción de lo que parecía ser una Pollería, así que sin dudarlo decidió acercarse, pero cuando llegó vio al oso así que se quedó quiero por unos momentos pensando en si debería ir, pero sus  pensamientos fueron interrumpidos por la voz de alguien.

-Hola capo ¿Que te trae por acá?

-Oh, hola Spreen, bueno estaba yendo para la tienda de Tanizen cuando vi tu construcción ¿Tendrás una pollería?

-Si, ya casi esta terminada, mañana será la inaguración por si queres venir.

-Claro, mañana estaré aquí

-Ok, te veo mañana ah y mañana por ser la inaguración la comida será gratis

-Esta bien entonces te veo mañana, bye Spreen.

-Bye, Juan.

Y así fue como siguió con su camino hacia la tienda pero otra vez sus pensamientos se invadieron acerca del oso, no podía dejar de pensar en el, pero no quería volver a caer en el hecho de estar enamorado de alguien y menos de un oso, no de nuevo.

Llegó a la tienda y saludo amablemente a Noni, quién era empleado de la tienda, llegó al mostrador para empezar a vender las cosas a Tanizen, se quedó hablando con ellos un par de horas haciendo que la noche llegará más rápido de lo esperado. El hechicero se fue a su santuario no sin antes ver de reojo la pollería de ese misterioso oso que le tenía dando vueltas la cabeza.

 El hechicero se fue a su santuario no sin antes ver de reojo la pollería de ese misterioso oso que le tenía dando vueltas la cabeza

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