Desde que Juan salió de su oficina el oso no pudo dejar de pensar en las disculpas de Juan, no conocía muy bien al hechicero y estaba empezando a preguntarle si realmente eran sinceras o lo hacia para no tener problemas con el, debido a todo lo que se decía de el, o al menos era eso lo que Spreen suponía, mentiría si dijera que desde que vio al hechicero no le cayó bien, supuso que serían buenos amigos, sin embargo desde que le empezó a preguntar cosas, desde que se notaba la incomodidad entre ellos sabía que lo tendrá que tratar como otro ciudadano más, y sinceramente no era algo que le generaba algún tipo de emoción, siempre trataba a todos con su carácter frío y definitivamente Juan no sería la excepción.
Por otro lado Juan, ya estaba un poco más tranquilo pues esa pequeña conversación con Spreen que había ocurrido en la heladería lo estaba atormentando durante esos días, pero ahora podía seguir con su vida normal, pues durante esos días pensó que tal vez lo mejor sería dejar de ilusionarse con las personas, pero digamos que esta vez su corazón estaba tomando el control de todo y amenazaba con derribar cada pensamiento sobre dejar de pensar en el, dejar de buscarlo o lo que eso implicaba.
Ese día decidió ir a visitar a su mejor amiga, Biyin, pues a pesar de que ya se había disculpado con Spreen aún tenía dudas y sabía que no existía una mejor persona en el mundo que lo ayudará con ese tema. Así fue como se dirigió camino a su casa pues no había mejor cosa en este mundo que hablar con ella, con su alma gemela pero no de forma romántica.
-Biyinnn -dijo Juan al ver a su mejor amiga-
-Juanitooo, te extrañe, pasa -dijo señalando el interior de su casa-
-Y yo a ti, biyis
-Y cuéntame, que pasó?
-Qué paso sobre qué?
-Juan, te conozco tan bien que cuando me llamaste note en tú voz un tono como si algo te estuviera dando vueltas la cabeza, o acaso me equivoco?
-Me conoces tan bien
-Lo sé, pero bueno, cuentame ¿qué pasa?
-Pues verás...
...
-wow, que cosa me acabas de contar
-si, yo sé que probablemente dirás qué no nos conocemos del todo, que ni siquiera hablamos, que probablemente ni siquiera seamos amigos, que-
-para ahí Juan, entiendo, entiendo que no hace falta mucho tiempo para entender que es la persona indica para ti, pero no creo que Spreen sea la persona indica para alguien como tú, tan amable, generoso, honesto, alegre, entre muchas cosas más.
-aww, gracias biyis, pero tal vez Spreen no es como todos lo pintan, tal vez solo tienes que conocerlo mejor.
-y cómo piensas hacer eso? Spreen es una persona muy seria que no le contaría nada a nadie a menos que seas muy importante para el, supongo.
-A lo mejor ocupo hacer eso, hacerle entender que puede confiar en mí, que conmigo sus secretos están muy bien guardados, solo necesito acercarme un poco más a él.
-Pues suerte con eso, Juanito, solo no hagas que te lastimen, me dolería mucho verte triste o deprimido por alguien como él.
-Espero que no, espero que no.
Dicho esto, Juan decidió irse a su santuario, con la mente un poco más calmada, ya le había podido contar a alguien sus sentimientos confusos, pero ahora no se sacaba de la cabeza el hecho de que tal vez el solo se ilusionaba con la idea tener a alguien a su lado, con dejar de sentir esa soledad que cada vez lo iba consumiendo más y más, o tal vez solo le parecía atractivo y nada más que eso, o si realmente la mirada de Spreen, su apariencia, su personalidad tan dominante que lo estaban confundiendo era realmente lo que lo estaba atormentando. Ahora iba camino a su santuario con más dudas que respuestas, pero claro, no era culpa de Biyin, ella había hecho lo que podía, la culpa sabía que era de el por siempre dejar que su corazón gane en todo o tal vez solo era su mente confundiendolo cada vez más.
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Do we feel the same?
RomanceSpreen, un empresario que nunca creyo en el amor ni nunca lo haría o eso pensaba hasta que conoció a un hechicero. -Se shipean cubitos, no streamers.