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-Spreen, ándale no te cuesta nadaaa

-No, no me cuesta nada pero no quiero volver a salir a algún lado contigo y menos a visitar tu santuario ese.

-Ay ya me disculpé, va a ser divertido

-Ya te dije que no.

-Porfa, prometo no quitarte mucho tiempo

-Bien, pero no te pagaré nada y si me llegas a preguntar algo como la anterior vez juro que de este día no pasás.

-Ok, ya entendí

Ese día Juan había ido con Spreen para invitarlo a su santuario a hacer al tour que les hacía a los habitantes de Tortilla por su santuario, aunque a él lo último que le importaba era darle ese tour lo único que quería era estar con el, realmente no estaba soportando la idea que Spreen lo siguiera viendo como una persona más, como uno más, porque en los ojos del hechicero Spreen era el único que importaba o el único que valía la pena.

...

-Llegamos!!! -dijo el hechicero con total entusiasmo

-Por fin, se me hizo eterno el camino, vivís re lejos

-Bueno, pero ya llegamos

-Empezaremos con los alrededores, ok?

-Ok

...

-Puercoo, aquí estás, mira el es Spreen, Spreen puerco, puerco Spreen

-Un gusto puerco, che Juan tú cerdo es un poco raro

-Raro de que manera?

-No es rosa, es azul, eso no es normal

-Pues obvio no va a ser rosa, el es mágico, el no es un puerco cualquiera.

-Cómo sea

-Bueno, pasemos al santuario

-Bien

Entraron al Santuario y Juan le empezó a explicar cada una de las cosas que estaban ahí, cada detalle que caracterizaba su hermoso e increíble santuario, y Spreen cada segundo parecía más impresionado, ¿Cómo es que alguien como Juan podría construir algo tan increíble? Y no solo eso ¿Cómo podría amar tanto a un simple santuario y hablar de él como si fuese la última maravilla? Una duda que definitivamente lo dejaría pensando, así paso hasta llegar a la cocina.

-Y esta es la cocina, quieres qué te prepare algo?

-Qué?

-Si, que si quieres qué te prepare algo?

-Eh si, supongo

-Bien, siéntate en lo que yo te llevo tu comida.

-Ok.

-Oye Juan.

-Si?

-Tienes un gran santuario lástima que lo habite un pelotudo como vos.

-Siempre te la pasas insultando a todos?

-Si, por qué? Algún problema?

-No, no solo preguntaba.

Spreen había empezado a percibir un buen aroma así que decidió acercarse hasta donde estaba Juan preparando la comida.

-Bueno, al menos no cocinás tan mal.

Juan se asusto tanto por la repentina aparición de Spreen al lado de él que cayó al suelo generandole un fuerte golpe.

-Che Juan estás bien?

-No... Me duele mucho la pierna -dijo con una expresión de dolor-

-Quieres qué te ayude a subir a tu habitación?

-No, gracias yo puedo

El hechicero se paró pero por el golpe no lo dejo mantenerse de pie, estaba apunto de caerse cuando sintió como alguien lo agarraba evitandolo, era Spreen. Juan no pudo evitar sonrojarse por el repentino acercamiento, pero definitivamente lo que le dejo completamente loco fue cuando subió la mirada para encontrarse con esos ojos oscuros que lo miraban fijamente, pero esa mirada era diferente, no era una mirada amenazante, era una mirada de ¿Preocupación? Realmente no estaba muy seguro pero prefería dejar el tema hasta ahí.

-Perdón, creí que podía -dijo con un tono totalmente avergonzado-

-No pasa nada, ahora deja te ayudo a subir y me voy para que podás descansar.

-Gracias.

Spreen habia ayudado a Juan a subir a su habitación y acomodarse en su cama, estaba apunto de irse a seguir trabajando en su pollería hasta que una voz lo llamo.

-Spreen..

-Si?

-Crees qué te puedas quedar por hoy?

-Qué?

-Puedes o no?

-Por qué mierda haría eso?

-Porfa Spreen, vivo alejado de todos y ahorita es muy complicado hacer cosas por mi mismo

-Tengo cosas que hacer, no puedo.

-Por favor Spreen, te puedo pagar si quieres

-Dijiste pagar??

-Si

-Bien, pero más te vale pagarme bien.

-Gracias, gracias!!

Do we feel the same?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora