La semana pasó, y llegó el día de que conociese a mi madre.
Ella era una mujer fría, no se sentía segura con nadie.
Prefería estar sola.
Tenia miedo de que algo pasara, de que sacaran el tema de mi padre o cualquier cosa.
Estaba acojonado para qué mentir.
Esta semana había vuelto a fumar mucho, me encontraba demasiado nervioso, no sabía cómo reaccionaría Lucía, no sabía cómo reaccionar yo...
Mi padre, bueno había jodido demasiado a mi madre, y aunque ella es muy buena y amable, no es como antes, ahora no confía en la gente y con quien no sea de la familia se vuelve un bloque de hielo.Lucía
Joder hoy es el día, hoy conoceré a la señora Miller y a la enana.
Estaba muy nerviosa.
No había hablado con nadie sobre que había vuelto a recaer, las cosas me afectaban más, no comía a penas, aunque no me había cortado, me había afectado de tal manera que recaí con la puta comida.
Había adelgazado, mucho.Me cambié, me puse un vestido negro y unas sandalias, hacía bastante calor hoy.
Estaba enfrente de esa inmensa mansión, con un color gris que predominaba toda la fachada.
Un hombre alto y fuerte me acompaño al comedor, donde se encontraba, Carlos y la señora Miller, también estaba la hermanita de Carlos.
-Hola señora Miller.-Dije yo temblando de los nervios.
-Hola. Siéntate.-Me dijo con el semblante frío.
Asentí.-Que tal está joven.-Me preguntó.
-Nerviosa.-Anuncie.
No hablamos mucho, sus preguntas eran muy raras.
No me sentía a gusto y encima la comida me estaba dando náuseas, aún que tenía buena pinta, pero no podía comerla, no podía pensar en meterme una cuchara en la boca y no vomitarla.
Necesitaba espacio así que cuando la comida finalmente finalizó, me despedí de Carlos y de su hermana y su madre me ignoró, dirigiéndose escaleras arriba.
Llegue a casa y tumbe en la cama, dejando el vestido sobre la cama.
[...]
Paso unas semanas y no había visto a Miller desde la comida con su madre.
No me apetecía verle, me di cuenta de que éramos de familias muy distintas, no encajaba yo en su vida.
Le quería, le quería mucho, pero el echo de estar rodeada de tanto lujo de olvidar de dónde procedía me derrumbaba.El y yo éramos como piezas de puzles encajando perfectamente, lo malo que éramos de diferentes rompecabezas.
No podía, no podía olvidar de donde venía, de lo que había pasado, no podía hacer como si nada me había pasado, como si no hubiese estado al borde de la muerte varías veces.
Tener un novio rico, perfecto y guapo, me lo merecía pues si, pero merecía algo que también me llenase a mi no solo a las personas de mi alrededor.
Yo no encajaba en la vida de esas personas.
En Lucas, Carlos e incluso Ainhoa, les quería, les quería demasiado, pero querer no es suficiente, necesitaba algo en lo que estuviese agusto y hay no era.Yo no podía irme de compras cuando se me diera la gana.
No me gustaban las fiestas y además no podía estar con alguien que se drogara.No tenia los huevos de hablar con el, ni lo podía hablar con Ainhoa.
No podía hacer nada.Había dejado todo de lado todo en tan solo unas semanas.
Todo había empeorado.Necesitaba hablar con el, pero no podía.
Porque coño me sentía así, había estado muy bien con el, me gustaba estar con el, no se porque todo había pasado así de repente.Necesitaba finalizar esta puta mentira y desaparecer de todos lados.
Pasaron dos días, y pude hacerme con el valor e ir y hablar con el.
-Carlos, tengo que hablar contigo.-Le dije.
-Dime morena.-
-No puedo seguir contigo, no sabía como decírtelo, pero no me siento bien, me quiero ir de aquí, esto no me representa...-Me corto.
-Pero que cojones a pasado. ¿Porqué ahora me dices esto?-
-Joder Carlos, no estoy agusto, ni te has dado cuenta que e vuelto a recaer, que e bajado 15 kilos. Que me van a volver a ingresar probablemente.
Que tú familia no es igual que la mía, que tengo la felicidad que merezco estando aquí.-Me saltaron las lágrimas.-¿Ósea así se acaba? Vas a tirar todo a la mierda por tus caprichos.-
-¿Te estás escuchando?¿Estas viendo como me estás hablando? Me merezco algo muchísimo mejor, me merezco estar agusto.
-Mira haz lo que te salga de el coño. Vete a la mierda, a ver si es verdad y te ingresan.
-Eres un cabrón. Posiblemente cuando me den el puto alta me vaya y desaparezca, no me quedo creer que seas así de avaricioso.
Después de eso me fui, llorando, no podía haber pasado esto.
Llame a Ainhoa y le dije que en iría para siempre.
Y colgué.Abrí la puerta de casa. Y me derrumbe nada más entrar, mi madre se encontraba en casa y mi padre igual.
-Cariño que a pasado.-Dijo mi madre.
-Mamá, lo hemos dejado. Creo que deberíamos hablar con el hospital he vuelto a recaer. No puedo más. Me quiero ir para siempre, pero no os puedo dejar solos.-Dije mirando a ambos y desviando la mirada hacia Kira.-Lo siento.-
-Hija, no, no te va a pasar nada, vas a mejorar, tu madre y yo vamos a hacer todo lo que sea en nuestras manos. Voy a pedir cita para mañana en psiquiatra.-
-Papa me quiero ir de esta puta mierda de ciudad. No puedo estar aquí no soy feliz.-
-Hija lo haremos nos mudaremos, pero tendrás que mejorar.
-Lo siento, soy horrible.- Y con eso me fui a mi cuarto.
No se que hacer, no quiero volver a ese sitio tan tétrico.Nota de la autora
Hola, este libro va a terminar, es jodido ver que alguien sufriendo así, vuelva a recaer.
Lucía a sufrido mucho.Por aquí os dejo mis redes sociales, por si queréis ir a darles un vistazo y apoyarme por hay:
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Enamórate de mis cicatrices
Teen FictionHola esta historia esta creada el día sábado 4 de diciembre del 2021 Siempre quise empezar a escribir historias y hoy por fin me decidí a publicar esta historia que estoy creando. Ya finalizó el 6 de marzo de 2023. Estoy muy satisfecha y sé que hay...