Conforme fueron pasando las semanas, más entusiasmada iba estando yo por toda la situación del viaje. Me di cuenta que desde que se lo conté a Leire, se había vuelto más insegura, así que una mañana, mientras desayunábamos, le pregunté:
-Oye, Lali; últimamente te noto como más distante. ¿Es por que seguramente me vaya?-No quiso contestar:-¡Oh, venga, Leire! Eres mi mejor amiga. Sabes que puedes contarme lo que quieras.
No habló; tampoco hizo falta, pues comenzó a llorar. Nos abrazamos y después de un rato, pudo alcanzar a decir:
-Sí, Tanya... Es que no quiero que te vayas, y sé que si te vas, acabarás olvidándote de mí, como mamá, como todo el mundo-me iba a enfadar con ella, pero la desesperación que recorría su voz me lo impidió. Se notaba todo lo que había sufrido reflejado en ese tono de súplica. Para intentar consolarla, dije:
-Pero es que Leire, no me vas a perder. Te vuelvo a repetir que eres mi mejor amiga y que nunca jamás dejarás de serlo. Te quiero muchísimo. Tú eres la única en la que puedo confiar. Y si alguna vez llegase a olvidarte, yo no merecería la pena; además, todavía nos quedan tres meses por delante. Nos queda todo un verano por delante; si te paras a pensarlo, este es el mejor verano. Este año cumpliremos dieciocho, ¿recuerdas? Llevamos casi tres años soñando con este verano como unas crías. Vamos, no pienses en que me voy e intentemos aprovechar al máximo este verano.
Tras pensárselo dos veces, Leire al fin pareció convencida. Nos fuimos a comer al patio del orfanato. El aire entre primaveral y veraniego de mitad de junio resultaba agradable y lleno de emociones. En el orfanato se respiraba el ambiente a verano, playa, vacaciones... Pero yo solo podía pensar en una cosa: mi primer verano en compañía de Pablo. Ahora que me paraba a pensarlo, todavía no había recibido noticias de Claudia, Sonia y Eduardo. Pablo vino a visitarme al orfanato aquella misma tarde. Leire la pasó con nosotros, aunque siempre dejándonos nuestro espacio. Noté que a ratos se sentía un poco apartada, y creo que Pablo también lo notó, por lo que cuando sospechábamos que eso podría suceder, siempre sacábamos un tema divertido sobre el que pudiésemos discutir los tres. Así, la tarde pasó rápida. Cuando nos despedimos, Pablo y yo nos besamos. Nos despedimos agitando las manos en el aire. Después, Leire y yo nos fuimos a dar un paseo por los jardines. Me contó algo que hasta esa tarde-según me aseguró-, no se había atrevido a contarme.
-Taty, creo que voy a necesitar tu ayuda-empezó-es que hay un chico...-no la dejé continuar
- ¡¡¡Uuuu!!! La tonta esta ya tiene novio-gritaba yo.
-Se llama Jul, tiene diecinueve, le apasionan los libros...-comentaba entusiasmada.
-Pero bueno, chica, me estás dando una información-exclamé yo, toda divertida.
Charlamos un rato más acerca de su nueva-primera ilusión, hasta que sentimos que el sueño nos invadió completamente. Para cuando llegamos a nuestra habitación, Sara y Esther dormían ya profundamente. No os lo he contado, pero ya llevan un tiempo metiéndose con nosotras. Ahora que tengo novio, me tienen más envidia de la "habitual", pero bueno. No puedo dejar que unas imbéciles me impidan disfrutar.
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LA LLUVIA EN LOS CRISTALES
HorrorLA LLUVIA EN LOS CRISTALES trata de Tanya, una chica de origen sueco de trece años que viaja junto con sus padres y su hermano menor en el coche familiar. Lo que iba a ser una mudanza tranquila y sin incidentes, se convierte en el día más traumático...