LA LLUVIA EN LOS CRISTALES

CAPITULO 9

Bueno; ya he tomado asiento dispuesta a pasar por cuatro horas de vuelo. En fin: el día en el parque fue especial. Nos contamos cosas que hasta ese entonces nunca nos habíamos contado. Sentí que yo era como un poco "la mala de la película" por irme, pero en seguida me convencí de que ella lo entendería y que son mis sueños.

Os contaré un poco sobre lo que estoy sintiendo en este momento. Ahora me siento como muy plena, llena de emociones y sentimientos preciosos a la vez que remordimientos; y es que todavía no puedo quitarme de la cabeza la imagen que corre por mi retina en estos momentos. Y es que ver cómo nos despedíamos de Leire antes de entrar en el avión, me ha partido el alma. Me siento demasiado culpable por lo que estoy haciendo, y, al mismo tiempo, liberada por hacerlo. Supongo que tener a Pablo aquí, tan cerca de mí, pasándome el brazo por detrás al notar que estoy a punto de llorar, es lo que me está ayudando a aguantar. De haber tenido que enfrentarme yo sola a esta situación, ahora mismo ya me habría bajado del avión; pero no; Pablo me ayuda más de lo que yo quisiera y me dice que primero voy yo y mis sueños. Como casi siempre, me pongo a penar en la suerte que tengo de tenerle y me siento todavía más culpable. Pero bueno, supongo que para eso está él para ayudarme. Bueno, me quiero distraer; creo que para conseguirlo escribiré un rato más hasta acabar vomitando de la angustia, lo que me supondría poder ir al baño, llorar un rato y despejarme, de modo que no sigo las indicaciones de Pablo y continuo escribiendo. Sí, así de desesperada estoy.

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Bueno. Después de aquel día, Leire y yo nos unimos aún más, si cabe. Hablamos de todas nuestras inquietudes y nos dimos cuenta que por mucha distancia que nos separe, nuestra amistad es más fuerte. Pero ahora que ya no la tengo aquí a mi lado, me cuesta un poco más creerlo.