𝐂𝐋𝐔𝐓𝐓𝐄𝐍 | ❝Venus era la rosa y Cedric la raíz que la mantenía viva.❞
Cuando Cedric conoce a Venus siente una gran conexión con ella. En un intento de cambiar su malévola actitud, se da cuenta de que aún existe humanidad en Venus, pero la chic...
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「CAPÍTULO ONCE」 【SANACIÓN SEXUAL】
Todas las miradas se pusieron sobre Venus, incluida la de Cedric, quien estaba muy interesado en su respuesta, así que le pareció divertido jugar un poco.
—Algo hay.
Olive, Pameron y Amos creían que hablaba de Cedric, fue por eso que siguieron insistiendo, pero se llevaron un frasco en cuanto escucharon el siguiente nombre.
—¿Se puede saber el nombre? —consultó Pameron.
—Jacob Hartel.
El desencanto de los tres adultos y el de Cedric crecieron. Por su lado, Cedric bajó la mirada al plato, y Venus y Olive lo notaron, por lo que Olive prefirió cambiar de tema hacia las profesiones a las que los adolescentes querían dedicarse.
Parecía que Cedric no estaba allí, su cuerpo sí, pero su mente no, ya que tenía su mirada puesta en el plato rodeado de pollo y no decía ni mu.
Venus volvió a sentirse mal, pensando en el asqueroso sentimiento de remordimiento, ¿por qué siempre yacía allí desde que hablaba con Cedric?
La respuesta la sabía muy bien, solo que no quería aceptarla.
Empezaba a sentir humildad ante la gente porque él le enseñó, y eso le parecía demasiado humillante.
Es decir, debía aprender por sí misma, no arrastrarse ante un hombre y que él le enseñara sin amarla verdaderamente.
—... ¿Venus? —llamó por cuarta vez Elías, sacándola de su trance a ella y a Cedric—. ¿A qué te quieres dedicar cuando te gradúes en Hogwarts?
¿Qué podía decir? ¿Que quería ser Herbologista? Elías y Pameron no sabían aquello, ni mucho menos Andy.
Ninguno de los tres sabían que Venus se quería dedicar a cuidar animales y ser naturalista, y si se lo confesaba, bajarían la guardia.
Cedric puso su mirada en ella, él lo sabía, ella se lo confesó hacía unos meses, pero claramente no le diría a nadie sin su consentimiento. Venus le rogó con la mirada que no dijera nada, a lo que él asintió muy disimuladamente.
—Yo... —todos la miraban— No lo sé —ahora la miraban más confundidos. Venus sintió mucha presión y eso le frustraba, dejó la servilleta que yacía entre sus manos en la mesa y se levantó—. Con vuestro permiso, iré al baño.
Brevemente, nadie creyó que iría al baño, pero ¿a qué otro lado iría si no?
Caminó hacia las escaleras y subió hasta su habitación, allí cerró la puerta sin seguro y se sentó encima de su escritorio, ya que delante tenía un gran ventanal por el que veía las diminutas estrellas.
