Olvidar el Pasado

Capítulo 26

—Todo está listo, el sujeto va en camino para que declare todo lo que sabe, ya no tenemos
nada más que hacer acá. Creo que lo mejor que podemos hacer es irnos a descansar, ha sido
un día muy largo, ¿no te parece?
—Gracias por todo amigo, no sé que habría pasado si no contaba con vos, de verdad te debo
una Tony.
—No me debes absolutamente nada. ¿No vas a presentarme a la señorita? Siempre igual.
Tony fue a darse la vuelta y se acercó a la ventanilla del acompañante para saludar a Sofía.
—Te pido disculpas por mi amigo, no creas que lo hace de mal educado, es que es muy celoso
de las cosas que quiere, ¿me equivoco?
Me encantaba hacerlo enojar a Gabriel, siempre estaba con el ceño fruncido y muy serio,
entonces cuando se daban este tipo de situaciones sacaba provecho de ellas y de ese modo
conseguía sacarlo aunque sea por un momento de su mundo de tristeza, mi amigo merecía
que su vida empezará a cambiar. Había llegado el momento de dar vuelta la página, sé que no
será nada fácil, pero lo va a lograr.
—No empieces por favor. Sofía te presento a Anthony Lambert, Tony mi amigo y Socio.
—Mucho gusto hermosa, un placer conocerte, aunque las circunstancias no fueron las
mejores.
—Igualmente, Tony, Gabriel me habló mucho de vos, y sí no fue la mejor forma de conocernos.
—No te preocupes, está es la primera de muchas, ¿no amigo? Bueno ahora es momento de
regresar a Lyon, mañana nos esperaba un día muy largo.
—Si así es, nos vemos mañana Tony. Maneja con prudencia por favor, comunícate con Pierre y
con tu amigo de la Policía Judicial para ver si nos pueden ayudar con todo lo que viene a partir
de ahora.
—Tranquilo yo me ocupo, vayan tranquilos, adiós…
Apenas iniciamos nuestro camino de regreso Sofía se quedó dormida, el cansancio se
reflejaba en su rostro, no quiero ni siquiera imaginar el estrés por el que tocó pasar. Mi cuerpo
de a poco se iba relajando, podía sentir como mis músculos se iban aflojando, está vez si pude
llegar a tiempo. La ruta a diferencia del mediodía se encontraba despejada, la noche ya había
caído y se podía sentir como de a poco el frío se hacía presente, me quité el saco y cubrí a
Sofía, la calefacción del auto estaba encendida, pero yo tenía la necesidad de que ella me
sintiera aunque sea a través de una prenda…
Estaba bordeando el río Ródano y por primera vez desde que había llegado a Francia, sentía
que había llegado a casa.
Sofía comenzó a rebullirse en el asiento, abrió muy lentamente sus ojos color miel y los fijo en
mí, fue la imagen más adorable que vi en años, esa mujer era lo más hermoso que vi en mi
vida, aun cuando recién se estuviera despertando. Empezó a mover la cabeza para todos lados
estaba desorientada, no sabía dónde se encontraba.
—¿Dónde estamos? Perdón que me quedé dormida, fui muy mala compañía para el viaje.
—Ya llegamos, estamos en la entrada de mi edificio. Querés quedarte por esta noche acá?
Mañana a primera hora te llevo a tu casa, está bien?
Asintió con un movimiento de cabeza, también para ella parecía ser una situación complicada,
ella no podía saber lo que significaba su presencia en mi casa, nunca antes ninguna mujer
había estado aquí…