Olvidar el Pasado

28 3 0
                                    

Capítulo 3
—Parece que nuestros amigos, han decidido salir de la cueva —Habla claro André, no me gustan
las adivinanzas.
—Mantén la calma Gabriel, ayer estuvimos con Tony dando vueltas por el barrio La Guillotière
—¿Por qué no fui parte de la recorrida? Me parece que somos un equipo y acá se trabaja en
conjunto ¿O acaso las cosas cambiaron y no me enteré?
—Creo que seguís con un día complicado amigo ¿O me equivoco?—Nadie te ha dejado afuera de
nada Gabriel.
—No es lo que estoy sintiendo André, así que los escucho.
—Ayer cuando te llame ya teníamos está información, pero preferimos dejarte descansar y
ocuparnos nosotros.
—No vuelvas a decidir por mí Tony, entiendo que quieran cuidarme, pero no vuelvan a ocultarme
este tipo de cosas.
—Nadie te está ocultando nada, solo fuimos al lugar y echamos un vistazo, observamos algunos
movimientos raros, pero no quisimos levantar ningún tipo de sospecha, así que por eso estamos
reunidos acá.
—Perdón por la demora, amigos, juro que no volverá a pasar, salida y mitad de semana laboral no
es un buen complemento.
—Tranquilo Lucas, no hay nada que disculpar, está bueno que te diviertas, para aburridos con
nosotros tres es suficiente.
—Vayamos a lo importante, antes de que llegarás estábamos hablando con Gabriel del
descubrimiento de ayer —Perfecto, los escucho, algo me adelantaste ayer por teléfono Tony,
pero creo que fue solo la puntita del ovillo.
—Bueno, parece ser que el único que no se enteró de nada fui yo —Basta Gabriel, me estás
aburriendo—Tranquilo André no pasa nada —No, si pasa Tony, tratamos de cuidarlo cuando no lo
vemos bien y lo único que recibimos son críticas.
—Tenés razón André, les pido disculpas. Todo esto me remueve muchas cosas y es por eso que
actuó de esta manera, no me estoy justificando discúlpenme.
—Bueno a trabajar, ayer después del mediodía uno de nuestros informantes nos mandó un
mensaje, solo decía Guillotière y hacía allí nos dirigimos.
—Estuvimos haciendo guardia a una distancia prudencial de la puerta del edificio, hasta que vimos
salir a tres personajes bastante sospechosos.
—¿Quién fue el del mensaje? Fue Alfredo, Gabriel—Bien, él hace varios meses que nos viene
dando las características de estos tipos, confío en Alfredo, seguí por favor Tony.
—Uno de los tres que salieron del edificio, es precisamente de quién Alfredo nos ha estado
hablando y todo indica que es el jefe, o por lo menos uno de ellos, porque con André no creemos
que sean solo ellos tres.
—Se mueven en una BMW X6, da toda la impresión que no les molesta para nada llamar la
atención.
—¿Cómo seguimos a partir de ahora? —Nos mantenemos igual, Gabriel, les hacemos pensar que
no sabemos nada de ellos y en el momento menos pensado, le caemos encima.
—Tal vez de esta manera estamos poniendo en peligro la operación—No lo creo, no tienen
manera de saber que dimos con ellos.
—Estoy de acuerdo con André, ayer cuando los espiamos se movían libremente.
—Bueno solo nos queda confiar y no perderlos de vista — Coincido con vos amigo, no le vamos a
perder pisada.
—Hoy es el turno de vos y Lucas el edificio lo conocen, porque suelen tomar ese camino para
llegar hasta aquí.
—Mucha suerte muchachos —Gracias André.
—¿Listo Lucas?—Adelante Gabriel…
Durante tres horas permanecimos haciendo guardia en la puerta del edificio que se encuentra en
La Guillotière, nuestro objetivo esta vez no se dejó ver.
Así que con Lucas dimos por terminado nuestro trabajo. Nos despedimos y cada uno tomó su
camino.
A partir de ayer me puse como rutina salir a caminar. Llegue a mi departamento después de
vestirme con ropa cómoda, ya me encontraba recorriendo nuevamente el barrio…

No dejaba de sorprenderme con los detalles en los que nunca había reparado. Levanté la vista y
me encontré con un pequeño café se llamaba La Course.
Decidí entrar a saborear ese líquido marrón del cual me consideraba un fanático.
Al ingresar me sorprendió encontrarme con un diseño muy parecido al Tortoni, Café emblemático
de mi país, dónde poetas, escritores y artistas, mantenían largas horas de charla, cuántas cosas se
pierde uno por andar apurado o muchas veces mirando el piso. Creo que a partir de hoy, me van a
ver muy seguido por acá, es como sentirme en casa.
Me ubiqué en una mesa del fondo, desde dónde tenía una visión perfecta, de la librería que había
descubierto el día anterior.
—Bon après- midi monsieur —Buenas tardes, quisiera un café por favor.
—Tout de suite
Por la edad me daba la sensación, de que el mozo llevaba mucho tiempo siendo parte de este
lugar, tal vez más adelante podría preguntarle un poquito desde cuando funciona y cuál es su
historia, estaría bueno saber.
La puerta de la librería se abrió de repente, una mujer mayor, salió con una bolsa con el nombre
del negocio. Parece que mi amiga había tenido una venta.
Mi café estaba simplemente exquisito, desde dónde me encontraba, podía ver todo lo que sucedía
en Librairie Diogène la joven de cabellos color café, se encontraba ordenando unos libros.
Todavía no había podido obtener mi objetivo, descubrir ese rostro aún desconocido.
Por el color de su cabello, sus ojos podrían ser como el caramelo, su nariz debe ser muy pequeña
al igual que su boca. Creo que me estoy volviendo loco.
Salgo del café decido a comprar un libro, me detengo a mirar la vidriera de re ojo veo ingresar a un
hombre joven, rubio él, se dirige directamente al sector de la caja y con su cuerpo cubre a mi
amiga, nuevamente no puedo descubrir su rostro.
No puedo escuchar lo que hablan, pero por los movimientos de las manos de él, puedo percibir
que discuten y al rubio se lo nota muy molesto, a los pocos minutos sale del lugar golpeando muy
fuerte la puerta.
Dejo pasar un rato, fingiendo estar concentrado en la decisión de elegir un libro y me decido a
entrar.
—Bonne nuit —Excusez-moi monsieur.
—¿Se encuentra bien? ¿Puedo ayudarla en algo?
—En un minuto lo atiendo.
—No tengo ningún apuro, quédese tranquila, voy a seguir mirando a ver si encuentro el libro que
estoy buscando.
—Perfecto señor.
—Ahora sí ya estoy con usted, ¿Encontró lo que estaba buscando? ¿O prefiere que lo ayude?
Ella era como la había imaginado, sus ojos tenían el color de la miel, su boca era pequeña y
carnosa, todo encajaba perfecto en ese pequeño rostro.
—Me parece que voy a necesitar su mirada profesional —Por supuesto, ¿Qué género le interesa?
—Algo de suspenso estará bien —Natasha Preston es una autora que trabaja muy bien ese
género.
—Dicen que escribe para adolescentes, no coincido con eso.
—He leído sus libros, atrapan al lector desde la primera página, sin importar la edad que esté
tenga.
—Bueno, la felicito, hace usted muy bien su trabajo, porque voy a aceptar su recomendación.
—¿Qué título tiene para ofrecerme?— En realidad tengo varios títulos de la autora, yo leí El
Anónimo y puedo asegurarle que le gustará mucho.
—La historia trata sobre una joven y sus amigos, reciben un anónimo, al cual no toman en serio,
pero a partir de ahí todo cambia.
—No se hable más, me llevó ese—Buenísimo, no se va a arrepentir.
—Seguramente muy pronto me verá por aquí, tengo que darle mi devolución de la historia ¿o no?
—por supuesto, puede pasar cuando lo desee.
—Antes de irme puedo preguntarle su nombre —Sofía—Un gusto Sofía, yo soy Gabriel.
—Adiós, buena lectura —Gracias...

Olvidar el Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora