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Así que aquí estamos castigados de nuevo. La DÉCIMA vez en el mes, si no mal recuerdo.
-¿lrás a la fiesta de hoy?—Bang preguntó quitandose un audífono.
-No te importa.
-Me importa, quiero saber si debo llevar mi repelente para piojos.
Rodé los ojos, dedicándome a pintar nuevamente.
-Chae, la niña piojo.
-¿Las neuronas en tu cerebro trabajan o tanto peróxido las mató a todas?
-Tengo más que tú.
-No se nota.
-¡BANG, SEO, MENOS CHARLA Y MÁS BROCHAZOS!
-Podría estar en casa, ejercitandome, con una linda chica de compañera lista para hacerme feliz...pero estoy aquí pintando porque a una niña piojo se le ocurrió lanzarme una silla.
-Lo siento...-hice un puchero—A la otra prometo aventarte una mesa.
-Pude haber muerto.
-No me importa.
Las 5 horas de castigo parecían eternas.
-¡Chan, Chan! ¿Me das tu autógrafo? —una chica llegaba corriendo, con una revista donde tenía al imbécil de portada— ¡Amo tu rostro! ¡Eres perfecto! ¡Ójala se haga realidad tu sueño en Maximus! —se fue como llego cuando el rubio terminó de escribir.
-¿Qué ves, tú quieres uno?—me llamó.
-¿Para que quisiera una frase con tu caligrafía horrenda?
-Para que no me extrañes cuando me acepten en MAXIMUS ó también podrías venderlo en internet y comprarte una blusa bonita, ¿O quieres una foto? Esas valen más.
-Para lo único que querría tu foto sería para hacerle vudú o usarla de método para vomitar.
-Eres un encanto. —habló sarcástico.
-Y tu das asco. —bufé.
¿Por qué tanto odio innecesario a Bang?
Más adelante, más adelante.
En la salida principal, mis dos mejores amigos esperaban por mi.
Felix y Jisung.
-Chae, ¿Cómo te ha ido? ¿Pediste permiso para la fiesta?
-Lo más probable es que Jeongin vaya también, así que sí ire, ¿Cuál es la dirección?
-Es en casa de Choi.
-¿DE SOOBIN?
-Sí, es el anfitrión, si no quieres ir podemos pasar por un cartón de cervezas, llamó a Minho y vamos a mi casa, vemos un maratón de películas en Netflix si quieres.
