迷路 | Bangchan

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-¿Así que éste es tu mundo? —los alrededores eran encantadores, hasta la esquina de la pared mantenía elegancia. Dimos un pequeño recorrido por el lugar, Bang de ratos hacía reverencias a ciertas personas, cosa que seguía para mantener la línea de respeto y cordialidad.
-¿Y eso qué es?
Arreglos florales yacían en una habitación con estantes de cristal, algunos eran pequeños, existían otros que acomodados en el piso eran gigantes.

-Son regalos, suelen enviarlos a todos, o casi.

Pude leer esa expresión que indicaba que el "casi" parte de esa minoría era él.
O él en su totalidad.

-¡Bang! —un joven rubio, estatura alta y porte elegante se acercó a nosotros— Quería decirte si podías enviarle mis agradecimientos a tu madre por enviarme dos arreglos, son ¡Hermosos! Es muy detallista... —cuándo notó mi presencia me examinó con la mirada— Veo que ahora estás acompañado, ¿Qué es... una dama de compañía?, ¿Le pagaste para venir?

Me llevé una sorpresa al ver a Bang, ese chico de personalidad intimidante permitiendo humillarse por aquel sujeto.

-¿Las promotoras ya no te pagan más y solo conseguiste... esto? —señaló.

Pobre, se ha atrevido a meterse conmigo.

-¡Oh! Pequeño Ken, ¿Perdiste a Barbie? Debes saber mucho sobre pagar a las personas para estar contigo, se nota que tienes experiencia en ello, ¿Cada cuando lo haces tú?

-¿Di-Disculpa?

-No, no te disculpo, la estupidez no es algo que se perdone a la ligera.

-Niña, ¿Sabes quién...?

-No, ni estoy interesada en saberlo, si nos disculpas estamos ocupados, se te ve horrible el cabello, procura usar un tratamiento, también se ve deshidratado como pasto seco.

Tocando su cabello con susto, indignado se fue maldiciendo aún.

-Gracias. —susurro.

-¿Gracias? ¿Gracias? ¿Qué fue eso? ¿Por qué no te defendiste?

-No tiene caso.

-Oh, si lo tiene, Bang, no puedes dejar que te trate así, eres tan bueno como él.

-De hecho, no lo soy. —suspiró— Si lo fuera mamá me querría.

-¿De qué...?

-Mamá suele decir que él es el hijo perfecto que no pudo tener, le envía regalos a veces... relojes rolex, celulares, a él sí lo ama. Las promotoras lo prefieren a él todo el tiempo, solo soy un sustituto, alguien ridículo.

Jamás había visto a Bang tan sensible y vulnerable. Me percaté que en su vida sucedían cosas desagradables, y que algo bastante indignante ocurría.

Medité un poco las cosas, y cuándo me di cuenta, solo pude sentirme mal.

Bang imitaba el estilo de aquel sujeto. El cabello, incluso tenían similar la forma de vestir. Trataba de ser como ese tipo para que su madre se fijara en él.

Para que lo tomarán en cuenta.

-¿Y qué sigue...? —pregunté. Sus ojos estaban tristones.

-¿De qué?

-Del evento, ¿Habrá otra cosa importante?

-Anunciarán al próximo integrante que fue aceptado en Maximus, puedo apostar a que Yeonjun tendrá el lugar.

-Okay, si no hay nada qué hacer, entonces vamonos.

-¿Irnos... a dónde?

-Tú sigueme. —Tomé su brazo arrastrándolo a la salida. Le quité el prendedor que llevaba puesto, lanzándolo a la basura.
Una vez fuera miré a los lados, sostuve mi mochila sin soltar a Bang.
-Es por allá. —señalé con la mirada.

Seguimos caminando hasta que el campo de golf que los fines de semana estaba libre para todo el público estuvo frente a nosotros.

-¿Jugaremos golf?

-No, aquí comeremos.

Le obligué a sentarse, abrí mi mochila, de ella saqué varios recipientes.

-¿Tr-traes todo eso en la mochila?

-Nunca sabes cuando puede darte hambre.— me excuse.
Destape los recipientes provocando que el aroma fuera percibido por nuestras narices.

-Huele... rico, pero no puedo comer...

-No te pregunté. —revisaba mis bolsillos.— ¡Que mal! Solo he traído un par de palillos, supongo que usaremos los mismos.

-Yo no quiero comer tus babas.

-Ni yo las tuyas, pensarlo me da asco, pero tengo hambre, tú tienes hambre aunque lo niegues, y lo mejor será comer ahora antes de que se enfríe más.

Tomaba porciones y las metía a mi boca, pasaba los palillos a él, en una idea ya cansada de tener que rolarlos, simplemente empecé a darle de comer yo misma.

-Abre... —Bang formaba una A con su boca masticando contento.

-Está rico, ¿Lo cocinaste tú?

-Ya quisiera tener el sazón de mi hermano, pero no, Changbin lo ha hecho.

-Apuesto a que cocinas rico también.

-No se compara con los platillos de mi hermano, él hace todo delicioso.

-Gracias, Seo, por lo de hace un rato. —apenas podía sonreír.

-No agradezcas, pero de verdad no dejes que ese Ken versión neuronas muertas te continúe molestando. Mereces tanto como él estar ahí.

-Es extraño escuchar de ti eso.

-Es que solo yo puedo hacerte la vida imposible, cualquier otro no.

Carcajeo mirando a la nada. –Ojalá yo fuera como él.

-¿Sin neuronas?, ¿Con cabello seco?

-Por su reputación tiene bastantes solicitudes de academias, no dudo que llegue a Maximus primero que yo.

-Bang, necesitas empezar a ser tu mismo.

-¿No eres tú la que pretende ser otra persona? —arqueo una ceja.

-No, yo oculto mis emociones y las reprimo de manera que sea imposible afectarme fácilmente, tú pretendes ser otra persona que claramente no eres tú.

-Siendo yo mismo apesto.

-¿Cómo lo sabes si nunca has sido realmente tú?

Días después algo desanimado y poco esperanzado, como de costumbre Chan entró al edificio dejando su identificación, antes de escuchar lo que el fotógrafo tenía para él, la secretaria llegó a buscarlo.

-Bang Chan. —habló.

-¿Sí? —caminó hasta ella.

-Te ha llegado esto, necesito que firmes aquí para confirmar la entrega.

Era un arreglo floral, con un largo listón y una nota. Chan sonrió al leerla.

"Cabeza de rábano, no dejes que apaguen tu sonrisa jamás"

"O te golpearé"