迷路 | Bangchan

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-¿Es una broma, no?

-No, tú ya me ayudaste y me animaste a empezar a trabajar en mi mismo, me toca ayudarte.

-Hay cosas en las que puedes ayudarme y otras en las que no, un ejemplo es esto, lo siento, pero no.

-Permití que me brindaras ayuda, déjame hacerlo ahora contigo.

-Esto no es algo que tu puedas cambiar tan fácil ¿Sí?

-Dejame intentarlo al menos.

Suspiré tomando asiento en el pequeño sillón que tenía.

-¿Qué ves aquí? —acercó el espejo hacía mi.

-Un chico esforzandose para nada.

-Seo.

-A mí.

-Mirate bien.

Con algo de temblor, levanté la mirada, no pude durar ni dos segundos.

-Necesito empezar por escuchar todo.

-¿Escuchar qué...?

-La historia del porqué no puedes ni mirarte al espejo, ni mostrar tu cuerpo.

–No quiero.

Bufó cansado. –¡Hasta ahora he aceptado a todo lo que me recomiendas! Te he contado cosas que solo Seung sabe, pero tú te niegas a tenerme confianza ¿De qué sirvió pedirte ser mi amiga si ni siquiera ibas a tener un poco de fe en mí?

Apreté los labios levantando la vista nuevamente al espejo.

-Un chico.

Bang giró rápido a observar.

-Fue por un chico.

-¿Qué te hizo él?

-Era muy ingenua aún... Tenía la ilusión de vivir ese amor juvenil que me alimentaría el alma. Salí con una persona, una persona que no hacía más que decirme palabras bonitas, actuando como el chico perfecto.

Agaché el rostro.

-Los primeros meses fueron buenos, hasta que... empezó a cambiar, el decidía que debía usar, manejaba mi vida, mis amistades, todo. Atontada y creyendo que eso que vivía era amor, hice todo lo que pedía, acepté a cada cosa que él obligaba.

Bang se acercó más a mí.

-Todo el tiempo escuchaba sus conversaciones con amigos, como decía lo mucho que le gustaban los cuerpos de sus amigas, sus caderas anchas, sus cinturas pequeñas, sus grandes pechos, sus grandes traseros, su delgadez. Creí que yo era perfecta para él hasta que me di cuenta que no llenaba aquel molde que él pedía. Inconsciente de lo que hacía, baje de peso esperando a que él pudiese notarme, no funcionó. En una fiesta, me animé a ir con un vestido, me encantó aquel vestido desde que lo ví, ilusionada de que él me viera con el, asistí lo más bonita que yo creía que me había puesto, frente a todos, gritó que no debía usarlo, que las chicas sin curvas como yo sin "chiste" no debíamos usar esos vestidos porque solo nos veíamos patéticas, me veía patética. Me había esforzado tanto en verme linda que el hecho de que todas las personas ahí rieran a carcajadas por lo que dijo, solo hizo que jamás volviera a usar algo así. Y comprendí que aunque yo sienta que soy linda y que mi cuerpo está bien, no lo está, la gente siempre va a burlarse, no importa qué.

-Necesito el nombre de ese pendejo, porque necesito aplastar su rostro con mis puños.

-Mi cuerpo no cumple con los estándares de belleza que todos acostumbran y para evitar que me critiquen o cotillen sobre mí, lo evito.

-Seo, tu cuerpo es muy lindo.

-Bang, nunca lo has visto, y nunca lo verás.

-Oh sí, sí lo haré, quítate esa sudadera tipo snopp dogg que llevas puesta.

-Enserio, no.

-Por favor.

Suspiré poniéndome de pie, tomé una bocanada de aire para evitar que mis lágrimas salieran, no podía llorar.

Deslicé la sudadera sobre mi cabeza. Bang la arrebató lanzandola lejos.

Quedé solo en una pequeña blusa de tirantes.

Abrazándome a mi misma, me negué a mirarlo.

-Seo, dame la mano.

De reojo, presencié cuando estiró su mano hacía mí, esperando a que la tomará.

¿De verdad iba a hacer esto?

Con cuidado me llevó hasta el espejo.

–No tienes que cumplir con los estándares de nadie porque tú ya eres hermosa.

Habló en mi oído erizando mi piel.

–Si ese idiota no quiso aceptarte como eres, entonces no debió acomplejarte por ello. Escucha, él te dio razones para creer que toda tú eres insuficiente, entonces yo te daré motivos todos los días para que sepas que eres incomparable.

–Chan...

–Chae... eres hermosa.