Annette sale de la habitación y se dirige a una de las salas de reunión. La tensión generada hace un momento se va disipando poco a poco.
—Juliana, una pregunta. —Nadine retoma el trabajo. —El almacén es importante para Annette, ¿por qué lo han destruido?
—A la señora Deroux no le gusta el planteamiento de la señorita Annette de pintar, considera que debe centrarse en buscarse un buen marido. El señorito Silvain está intentando cortejarla, pero ella no está muy por la labor de cumplir los deseos de su madre.
—Agacha la cabeza con tristeza mientras se sienta en una silla cercana. —Su padre en cambio, aunque sí que quiere que se haga ese casamiento, por política, entiende a su hija y está permitiéndole que sea libre un poco más. Por cierto, muchas gracias por traer de regreso a la señorita de verdad.
Nadine se sonroja un poco con las últimas palabras de la doncella. Se incorpora y pone el espejo en su sitio. Posa la mano en el cristal y lo atraviesa ligeramente. Sonríe satisfecha, funciona sin problemas. Empieza a recoger todas sus herramientas con cuidado y atraviesa por completo el espejo para llegar a su habitación. Baja las escaleras, entra al taller y coloca los utensilios en su sitio.
Por otra parte, Annette discute con su madre sin llegar a ningún acuerdo. Desesperada por hacerse entender, saca de un estante varios tomos y los abre. Para la sorpresa de sus padres, no son libros lo que saca, si no cuadernos de dibujo. Se nota la diferencia de un tomo a otro, como si la persona que los hubiera utilizado practicara día tras días, año tras año. El señor Deroux recoge el primer y último tomo y observa las diferencias. Asombrado por el gran esfuerzo que ha hecho su hija, y su evolución decide interceder por ella. Considera que tienen que darle una oportunidad, aunque con la condición que valore el casamiento. Regresan a los aposentos y ven que solo esta Juliana. La doncella hace una pequeña reverencia y explica que Nadine recogió sus pertenencias y cruzó el espejo. Annette corre hacia él y lo atraviesa. Busca por la casa a Nadine, pero no la encuentra. Baja apresuradamente al taller y allí la ve recogiendo las herramientas. Se lanza sobre ella y la abraza.
—¿Por qué no te has despedido? —Es incapaz de decir nada más. Sólo aprieta más fuerte.
—Iba a subir ahora, no sabía cuánto tardarías así que me puse a recoger. No me iba a marchar sin decir nada. Por algo hemos hecho un portal que nos comunica a las dos. —Le acaricia la cabeza con dulzura mientras la abraza con el otro brazo. —Volvamos a tu casa y me despido correctamente, ¿te parece bien?
Annette suelta a Nadine mientras asiente con los ojos llorosos. Le da la mano y tira de ella hacia el espejo. En lo que van le explica la reunión con sus padres.
***
Según llegan a la habitación se dan cuenta de que hay una persona más en la estancia. Nadine le observa. Es un joven apuesto con vestimentas de nobleza que le devuelve la mirada con curiosidad, pero desaprobación. Silvain torna la mirada hacia Annette y le hace una reverencia.
—Señorita Deroux veo que está bien. Me alegro muchísimo, estuvimos buscándola en el almacén durante horas, pero como no aparecía decidimos clausurarlo para evitar futuras desgracias. —Se acerca levemente y toma sus manos con cuidado.
—Tú... Vete por favor. —Se suelta de Silvain para volver a darle la mano a Nadine.
—¡Pero bueno Annette! Silvain ha venido hasta aquí para ver cómo estabas, quiere casarse contigo, un respeto.
—Querida, qué hemos hablado antes. Annette valorará el matrimonio y estoy completamente seguro de que cumplirá con su palabra, pero me temo que no es con el señorito Silvain, ¿verdad?
—No padre, aún no estoy preparada para casarme y ahora mismo, él no es una opción para mí. Madre, pensé que se habían hablado las cosas claramente en la biblioteca, pero veo que no. Marchaos por favor de mis aposentos.
El barón asiente con la cabeza, le pide disculpas a Silvain por el comportamiento de su hija e invita a la gente a marcharse de allí. El marqués se acerca a la pareja y se despide de Nadine de forma cortés. Toma nuevamente las manos de Annette y las acaricia suavemente.
—Me gustaría hablar de esto más seriamente contigo, parece que ahora no es el momento. Y veo que no vas a cambiar de opinión, pero aún con todo, te pido por favor, tener una última conversación.
Dicho esto, se despide de todos y se marcha de la habitación.

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Un accidente afortunado
RomanceAnnette Deroux, una joven noble apasionada por el arte, descubre un cuadro mágico que la transporta a un mundo desconocido. En su búsqueda por regresar a casa, se une a Nadine, una talentosa carpintera, y juntas enfrentan desafíos que las llevan a c...