Parte 16

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Desperté por culpa de un terrible dolor de cabeza. Intenté buscar un vaso de agua que siempre tenía al lado de la cama en una mesita de noche, pero no lo encontré. Intenté levantarme y buscarlo pero un brazo que rodeaba mi cintura me impedía moverme. Ya no quise buscar el vaso, me quedé tal y como estaba pero acariciandl ese brazo. En mi oreja sentía una suave respiración y oía como dos corazones latían a la par.

Me sentia como en casa. Tan agusto que no quería salir de esto. Pensé en todo el tiempo que había pasado lejos de Max y fue bastante. Se que me rompió el corazón en mil pedazos pero cuando se quiere tanto a alguien a veces es imposible dejarlo atrás o si es posible, pero cuesta demasiado. Yo no sabía si lo que quería era dejarlo, aunque costase, o dar una segunda oportunidad

-Max: Buenos días.- dijo el holandés en mi oído y con voz de recién despierto

-Irina: Buenos días.- me giré para verle y estaba sonriendo aunque con una buena cara de sueño

-Max: Había soñado que tú y yo estábamos aquí y mira, es real

-Irina: Bastante real

-Max: ¿Llevas mucho rato despierta?

-Irina: No, un par de minutos. Me había despertado el dolor de cabeza

-Max: ¿Te has tomado algo? ¿Quieres que te traiga algo? ¿Llamo a alguna enfermera?.- y ahí volvía el Max que se preocupaba por como estuviese en casa segundo

-Irina: Estoy bien se me ha pasado

-Max: Bueno, por si acaso iré a buscar a...- intentó levantarse de la cama y lo paré

-Irina: No, no te levantes. Estoy bien.

-Max: Pero...

-Irina: Quédate aquí...conmigo...- cogí su mano con fuerza y el volvió a tumbarse

Se quedó mirandome detenidamente mientras acariciaba mis mejillas con delicadeza. Senti vergüenza por como me miraba y me sentí muy pequeña a su lado. Max ya era así conmigo; protector, cariñoso, se preocupaba por todo y siempre me miraba de esa manera que me ponía nerviosa; pero tanto tiempo sin sentir eso me hacía sonrojar rápidamente e incluso me ponía más roja que antes

-Max: Tus mejillas arden...

-Irina: Es que...

-Max: Te has puesto roja como un tomatito.- él se rió y yo me morí más todavía de la vergüenza.- Como si no nos conociesemos ya

-Irina: Da igual cuánto te conozca, siempre me pondré roja teniéndote a mi lado.- llevó su mirada hacia abajo y sonrió ligeramente

-Max: Irina, creo que deberíamos hablar

-Irina: Supongo que sí

Fui a comenzar pero un par de enfermeras y un médico vinieron a hacerme un chequeo. Max se levantó rápido y se fue al baño de la habitación a darse una ducha. Yo me quedé sola con el médico y las enfermeras que estuvieron explicándome algo y que yo no presté atención. Solo miraba la puerta del baño esperando a verle salir.

Le había echado mucho de menos. Más de lo que imaginaba. He estado con la mente tan metida en el tratamiento que a penas había pensado en todo lo que echaba de menos a Max. Si había pensado en él y más por lo que me contaban, pero no me había dado cuenta de lo mucho que lo echaba en falta

-Doctor: Señorita Irina, podremos darle el alta mañana. Aún así deberá seguir con su tratamiento en casa. Le ha ido bastante bien y su cuerpo lo ha aceptado

Hasta El Último Aliento: ¿Qué Hubiera Pasado Si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora