“¡Qué vergüenza!” dije para mí misma mientras me sentaba en el sofá. ¿En serio no me pueden pasar cosas normales? ¿Por qué he tenido que hacer el ridículo delante de Jake? No podría estar delante de otra persona no, tenía que ser Jake.
El salón estaba totalmente a oscuras, salvo por la leve luz que llegaba de la cocina donde estaba Jake preparando algo. Por el gran ventanal del balcón se colaban algunas luces de la calle pero, sobre todo, se escuchaba el ruido del tráfico, no en vano Colville era la segunda ciudad más grande del país y siempre había movimiento pese a ser de madrugada.
Solté un leve suspiro mientras pasaba las manos por mis hombros, había salido de la habitación con un pantalón de pijama largo y de color gris y una camiseta de manga corta negra. También me toqué la cara, la sentía hinchada y notaba que tenía los ojos rojos, imagino que es por haberme pasado el rato llorando, aunque por suerte había podido dormir un par de horas. Luego puse las manos entre mis piernas para intentar calentarlas y vi la pulsera que siempre llevaba. “Liam…”, pensé, recordé cuando me la regaló, aunque no era la misma, tuve que cambiar el cordón rosita por una cadena de plata, pero el colgante que había en ella era el mismo. Sonreí por un pequeño instante, ya que cuando lo vi en Duskwood traté de ocultar la pulsera para que Liam no la viera ¿Se habría dado cuenta de que la llevaba? Pero no podría desprenderme de ella, para mí era mi mayor tesoro y lo único que había conservado de aquellos años recorriendo (o más bien huyendo con mi padre) el país.
Si soy sincera tengo el día en el que me regaló la pulsera un poco difuso, aunque sé que fue el día de mi cumpleaños. Cumplía 14 años pero para mí era como cualquier otro día en la feria, salvo que aquel fin de semana estábamos en un pueblo bastante grande, por lo que había muchísimas más atracciones y bastante más gente de lo habitual. Me encantaba cuando parábamos en ciudades grandes porque el sábado mi padre me daba algo de dinero para poder subir a las atracciones con Liam y Alison.
―¿Qué hacéis aquí chicos? ―dijo mi padre mientras salía de la carpa de adivinación.
―Venimos a por la cumpleañera ―A Alison le brillaban los ojos― ¿Puede venir a cenar con nosotros?
Mi padre estaba extrañamente contento, eso no era habitual, ya que él solo fingía alegría cuando trataba de ganarse a alguien. Cuando salí me dio algunos créditos para invitarles a cenar y después me animó a pasarlo bien con los chicos.
―Creo que voy a reventar ―exclamó Liam echándose hacia atrás.
―Eres la primera persona que veo que come cuatro hamburguesas seguidas.
―Cada vez que te acercabas a pedir más el cocinero arrugaba la boca con desprecio ―añadí entre risas.
―Es que es raro que Frank invite a algo ―sin tener suficiente Liam estaba tomando las patatas que me habían sobrado―. ¿A dónde vamos ahora?
Alison tuvo que irse para cubrir a su hermano y ayudar a sus padres a cerrar los puestos, lo peor de trabajar en la feria es que no podíamos disfrutarla al máximo y muchas veces cuando acabamos de recoger las atracciones cerraban.
―¡Ya lo tengo! ―tras una sonrisa seductora añadió― Iremos al carrusel.
―P-pero ―me me embobé con sus ojos color miel, Liam tenía dieciséis años y era muy popular, muchas chicas se acercaban a la caseta de tiro sólo para estar cerca de él― eso es para niños…
―Bueno, tú todavía eres una niña.
―¡No lo soy! ―sentí como mi cara se estaba volviendo roja, no quería que me viese así.
―Sí… sí, eres muy mayor… ―acto seguido me tomó la mano y añadió― Tenemos que correr o nos lo encontraremos cerrado.
Me pegó un estirón y empezamos a correr por toda la feria. De fondo solo se escuchaba la risa de Liam al ver mi cara, no sé si roja de vergüenza o de la carrera, y los ruidos de la gente disfrutando de la feria.
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Duskwood: Rainbow case.
Misterio / SuspensoErica Walter (Mc) es una joven que, debido a una casualidad, descubre que no se le daba tan mal eso de resolver misterios e intentará ayudar a los demás pese a tener un secreto. Uno que ni el propio Jake logró descubrir. Su pasado siempre le estará...