𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 ١٠

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JIHÂD

Hace rato que Léa había desaparecido con esa pelo caoba. La chica cuyo nombre, por lo que he entendido es Yara, el pelo le llegaba un poco más abajo de los hombros, color caoba, pero sospecho que en realidad solo está tintado con henna y que su verdadero color es rubio. Tenía los ojos color jade, cara pequeña y redonda. Facciones pequeñas y nariz puntiaguda. Me guardo la imagen en mi mente para más tarde, y la información de donde viven.

Cuando finalmente bajan, Léa parece estar más tensa de lo que antes estaba, y Yara está vestida con varias capas de ropa abrigada. Así, que... ¿Va a ir con nosotros? Me abstengo de preguntar y me espero hasta que Kralice se despide de la tía Zeyneb, esa mujer parlanchina, aunque en general me ha caído bien. Es directa, y sincera. Cualidades que suelo apreciar mucho. Me despido yo también, y sigo a los dos chicas que ahora están esperándome en el umbral de la entrada. Una vez montado en la yegua de Adel, y Léa y Yara al caballo de Léa nos ponemos en marcha, ellas delante y yo detrás, siguiéndolas.

Me he fijado que Léa le tiene mucho aprecio a su caballo. Incluso veo amor. Esta mañana la observé como le daba su manzana, y luego le saludaba de esa forma tan especial. Aunque estaba a varias manzanas, y no pude ver muy bien, ella había dejado la puerta del establo abierta, y yo estaba lo suficientemente cerca como para darme cuenta que ese caballo tiene un valor. Un valor que va más allá de lo que el dinero pueda comprar.

Después de varios minutos de trayecto, finalmente paramos en lo que parece ser frente a un santuario. Pero no es un santuario. Sé que no. La casa está hecha de piedra, rodeada de un muro de madera. Y adentro dentro, hay una pequeña parcel.la donde cultivan verduras. Aunque ahora está cubierta de nieve, dudo que lo que sea que esté plantado haya sobrevivido siquiera, y si lo ha hecho, que vaya a sobrevivir a las nevadas que aún quedan por llegar.

Yara toma la iniciativa y toca la puerta. Esperamos varios segundos antes de que la puerta se abre y aparece un señor de mediana edad. Se queda mirando fijamente a Yara y después nos mira a mí y a Léa. Luego sin más preámbulos se echa a una lado y nos hace gestos con la cabeza para que entremos.

— Sed bienvenidos.

No entiendo nada. No sé quién se supone que es este señor ni qué hacemos aquí ni porque todos están tan tensos, pero me limito a observar y escuchar. Atentamente.

El señor desaparece por un rato, y Léa se gira hacia Yara y le murmura algo, pero logro escucharlo.

— ¿Se lo puedes explicar tú?— Yara simplemente asiente con la cabeza.

Cuando el ceñir vuelve trae entre sus manos varias pantuflas. ¿Pantuflas?

¡Que te quites los zapatos, mastuerzo! Ensuciaras la casa del hombre.

Ahh! Ya entiendo. De todos los recibimientos que puede uno tener, esté era el último que hubiese esperado. Me quito mis botas y acepto las pantuflas que este me tiende.

Después Yara desaparece en otra habitación con el señor, supongo que para explicarle lo que sea que Léa le ha pedido. Cuando vuelve, el anfitrión tiene un posado más agradable en la cara y nos sonríe. Me fijo en sus facciones y es ahí cuando me doy cuenta que tiene rasgos similares a Yara. ¿Tiene algún parentesco? ¿Es su padre?

— Así que es la primera vez que me presentas amigos tuyos, hija, y es para... casarlos. Bueno, vamos allà.

Definitivamente es su padre. Nos indica hacia una habitación a mi y a Léa. Yara entra en otra, la cual consigo ver de reojo y consigo distinguir unos sofás. Debe ser la sala de estar. Cuando entramos en la habitación, está bañada de luz diurna que entra por un ventanal. La pared está repleta de estantes con muchos libros, encuadernados y archivos. En la esquina hay un escritorio con su silla. Al final de la pared, hay una chimenea, donde hay encendido un fuego que calienta la habitación, convirtiéndola en un lugar cálido. Ato cabos y deduzco que el señor debe de ser un escribiente o algo relacionado, por la cantidad de papel y libros que hay, además de la tintorera y la pluma que reposan encima de la mesa.

Una corona cautivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora