XVII

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El ceño de Lazz se había fruncido en señal de confusión.

¿Qué cosa no podían decidir ellos?
¿Ellos?
¿Sus padres?
¿Los extraterrestres?
¿Quienes?

"Me importa una mierda lo que piensen, voy a ir como sea. Es mi maldita vida, y si me quiero morir allí, lo haré" Gruñe Kay.

Lazz se siente mareado.

"¿Qué dijiste?¿Que vas a qué? Kay, ¿de qué diablos estás hablando?" Indaga el muchacho.

La castaña toma su celular rápidamente y unos segundos más tarde, pone la pantalla frente a los ojos de su compañero.

***

Un concierto.
Habían hecho todo un drama... por un concierto.
Claro que para Kay no era sólo "un concierto". Era el concierto.

Lazz no tuvo opción en cuanto tuvieron que enfrentar a Percy de vuelta en la casa.
La amenaza del hermano de Kay había pasado por alto.
Porque vamos, si Lazz tuviera que elegir entre el odio de Percy y el de Kay... La respuesta sería bastante obvia.

Y allí estaban, después de hacer la fila una eternidad antes —según Lazz— de que el evento comenzara, entre miles de personas esperando el inicio del show.

Los teloneros no son bien recibidos, ni por los fanáticos, ni por Lazz, que no ve la hora de que acaben los empujones.
Pobre inocente...

La banda que todos estaban esperando al fin llega en medio de la oscuridad, gritos, más empujones y barbaridades por parte del intruso que intenta proteger a su chica.

***

Es el maldito Dave Grohl, Lazz!" Grita Kay hacia Lazz para volver enseguida su mirada al escenario.

Lazz no entendía cuán importante era que el maldito Dave Grohl estuviera cantando para un par de miles de personas.
¿Qué tanto le veía Kay a un señor mayor de pelo largo, con barba y una dentadura a la que a Lazz no le parecía de las mejores? Él simplemente no lo entendía.

***

Si alguien buscaba la palabra felicidad en el diccionario, fácilmente podría salir la foto de la cara de Kay en estos momentos.

La muchacha irradiaba felicidad, sus mejillas le dolían de tanto sonreír, y a pesar de su condición, Kay se sentía más viva que nunca.

A Kay siempre le habían gustado las bandas de las épocas que a penas había transitado, o incluso algunas que se habían formado antes de su existencia.
Ésta en particular, era una de sus favoritas, la música, las letras... ella podía escucharlos día y noche sin cansarse, pero los Foo Fighters habían tomado un lugar especial los días posteriores a los exámenes que habían revelado su patología.

El mundo se le había caído abajo en un primer momento, pero luego había podido recuperarse, poco a poco. Obviamente tenía sus lapsos en los que tenía sus tropezones, y allí era cuando algunas de las canciones habían cobrado un sentido claro para Kay.
No rendirse.

Y allí estaba ella, escuchando en vivo sus canciones más preciadas, observando la pasión que Dave transmitía con cada estrofa.

Hacia el final, los empujones la habían ido sofocando poco a poco pero si su último aliento iba ser allí mismo, valía la pena.
Sí, valía la pena para Kay, pero no para Lazz quien observaba como su chica se deshidrataba poco a poco, incluso cuando él había formado una especie de espacio personal rodeándola contra las vallas.

AISANATUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora