♧-Capítulo 5

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Los últimos días los pase con Tatta, Alice y sus amigos en aquella casa que habíamos conseguido. Se podría decir que era una casa grande, intentábamos conseguir alimentos y sobrevivir con lo qué podíamos. Nos faltaban dos días para que nuestras visas se acabarán, pero Alice dijo que era mejor intentar jugar ahora, ya que Chota estaba lastimado y que esa sería la mejor opción para ayudarlo.

Alice se fue con Chota y Karube a un juego meintras Tatta y yo nos quedamos en casa, mañana buscariamos un juego. Suspire cuándo me acosté a su lado en aquella terraza abierta. Tenía sofás, y una mesa de vidrio, las personas que vivieran aquí tenían algo de dinero.

—¿Qué crees que les haya tocado?

Supe que hablaba del signo de la carta cuándo me lo preguntó, me levante de hombros, —Solo espero que no uno de corazones.

Los corazones eran odiosos. Oi a aquel chico decir que eran de traición o algo por el estilo, y aunque no lo pareciera, los últimos días le había agarrado cariño a Tatta, era como mi segundo hermano. Solo deseaba que no me tocará un juego de corazones con él, era lo que más pedía y por lo que más temía cuándo íbamos a jugar.

El cielo nocturno se empezaba a hacer presente y con él, sus estrellas. Los chicos aún no regresaban, así que me puse a pensar en cuánto tiempo podían volver, claro, dependía de cada juego y sus condiciones físicas después de ese. Muchas posibilidades empezaron a crearse en mi cabeza hacia que pudieron haber experimentado. Cuándo menos lo supe, mis párpados se estaban cerrando para que empezará a caer en un sueño profundo.

•••

La luz del sol hizo que abriera mis ojos poco a poco para adaptarme al esplendor y que pudiera ser consiente de algo: Tatta no estaba.

Mire a mis alrededores para comprobar si se había dormido en algún sofá de la terraza, pero al no encontrarlo, la preocupación volvió a mi. Empecé a buscar por toda la casa, llamándolo mientras revisaba las habitaciones y lugares de aquella cada, no estaba.

No otra vez, por favor. No quiero perder a alguien otra vez. Aquel pensamiento se repetía en mi cabeza a cada instante.

Tatta había sido mi compañía durante estos juegos ¿Dónde estaba? Alice, Karube y Chota tampoco habían vuelto. La desesperación, tristeza, y dolor se apoderó de mi al pasar horas y horas esperando a que alguien llegará, pero nunca pasó.

Al notar que ya casi se estaba haciendo de noche y poder ver como el sol se ocultaba, salí de aquella casa, no sin antes cambiarme de ropa, para ponerme también un suéter con la nueva y salir a buscar un juego. ¿Estaba dolida? Sí, ¿desesperada? También, ¿Tenía miedo? Por supuesto que sí, pero todas esas cosas no iban a evitar que jugará. Me quedaba solo este día en mi visa, y la verdad no quería que un láser me atravesará.

La noche ya se había hecho presente y todas aquellas pantallas que decían los juegos se empezaban a iluminar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuándo llegue a aquella carretera iluminada por una luz casi naranja que provenía de adentro. Empecé a caminar hacia adentro mientras podía sentir un poco más de calor gracias a lo cerrado que estaba. Llegué frente a un bus lleno de grafiti, estaba de un costado así que empecé a rodearlo mientras iba leyendo cada cosa escrita, llegué a aquella puerta y ya no me fije en aquellas palabras que estaban ahí escritas, a un lado de las puertas del bus, solo subí las escaleras para adentrarme al el.

Primero pude ver aquella mesa en la que yacían los teléfonos, tome uno y al realizar aquel registro, me fije en los demás que estaban ahí. Alice estaba junto a aquella chica que encontré en aquel primer juego, habían otros tres chicos ahí adentro que me observaban detenidamente. Pude ver cómo uno de ellos tenía vendada la pierna y al darse cuenta que lo veía, la escondió.

Mi Reina Roja || Alice In Borderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora