Capítulo 25

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Mire mal a aquella chica que me estaba sosteniendo, la alejé de mi —. No hace falta que me sostengas, no me voy a morir.

Ella hizo una mueca, —El doctor Shuntaro dijo que...

Giré mis ojos, —No me importa que te haya dicho el doctor Shuntaro, déjame, puedo sola.

Ella suspiró y se alejó un poco de mi camino, —El doctor dejó estrictamente una orden que yo...

La pare, hice un ademán y ella se calló, —Cállate. No me importa, me vale tres kilos de papa lo que te haya dicho, me vale una uva lo que te haya dado de orden. — me acerqué a ella —. Ahora estoy yo aquí, diciéndote que no estoy mal y que puedo caminar por mi propia cuenta, ¿entiendes?

Ella se quedó en silencio para luego asentir.

Suspiré con algo de pesar, no me gustaba tratar así a las personas, ¿por qué ahora parecia una dinamita con cualquier cosa pequeña que sucedía?

Prendí la pantalla de mi celular para ver la hora, hice una mueca al darme cuenta que aún faltaba mucho para que Chishiya regresara y eso solo me indicaba que esta chica a mi lado, estaría aquí, cuidándome hasta que el regresara gracias a la orden que le dio. Genial...

—Podríamos hablar de algo, si asi desea...

Giré los ojos y luego giré sobre mi eje para quedar cara a cara y sonreírle lo más amable que pude, —Claro, ¿que tal si hablamos el treinta y dos de febrero? Me parece una fecha muy linda.

—Estamos en septiembre... ¿y que no febrero solo tiene veintinueve días?

Trate de sonreír más, sintiendo mis mejillas doler para no empezar a decirle muchas de las razones por la cuál la consideraba estúpida. Suspire y me giré nuevamente para ver por la ventana del segundo piso del hospital.

Niragi tenía una nueva ayudante que se ocupaba de llevarlo a sus sesiones de terapia, tanto física como emocional, así que ahora era más como... una ayudante en todo. Si había alguien que necesitará ayuda y yo la podía brindar, lo hacía.

—¿Qué tal si me traes un vaso de agua? — giré sobre mi hombro para verla —. ¿Puedes con eso?

No creí que fuera tan inepta, así que luego de unos segundos asintió y empezó a caminar por el largo pasillo para traerme dicho vaso de agua. Vaso de agua que debo admitir, nunca tomé. Corrí tan rápido como pude al primer elevador para subir al tercer piso dónde Kuina se encontraba aún en mejoramiento.

Camine un poco rápido hacia su habitación, y al verla la vi con emoción, —Tengo algo que contarte.

Ella no espero mucho, se hizo a un lado en su cama y palmeo su lado para que me fuera a sentar ahí. Obedecí y tomé asiento a su lado para verla sonreírme, —¿Vas a empezar o tengo que rogarte para que me pases el chisme?

Dude unos segundos, la emoción que sentía era mucha, —Hum... me voy a casar... — sus ojos se abrieron con sorpresa y sonreí un poco más, — con el doctor Shuntaro..

Ella se quedó unos segundos en silencio para luego gritar y empezar a sonreírme con emoción, —¡Dios santo! ¿Cómo pasó? ¿Cuándo pasó? ¿Qué pasó? ¿Quién hizo qué? ¿Estoy prguntando lo mismo? ¿Piensas responderme o no?

Me reí mientras negué con la cabeza y le aveia divertida, —Kuina, calma. Responderé todas tus preguntas, pero debes darme tiempo, no puedo responder todo en unos segundos.

Ella asintió y pude ver muchas emoción en su ser, vaya que creía que no le iba a alegrar tanto, al parecer se emocióno más que yo.

Pasé la mayoría del tiempo en la habitación de Kuina, hablando sobre como había pasado todo, sobre como fuimos desarrollando nuestra relación y como llegamos al punto de ahora, estar comprometidos.

Mi Reina Roja || Alice In Borderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora