Capítulo 18

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Los días pasaban, semanas también, y con ellos mis sueños cada vez más vividos, más claros. Pasaron de estar casi borrosos y solo ver colores y oír voces con eco, a ser claros y ver a las personas, los colores, y oír muy bien sus voces en ellos. Y todos involucraban a Chishiya, a ese chico al que le llamaba bonito cada que podía.

Algunas noches despertaba sudada, al soñar con casi mi muerte en muchos de esos juegos de cartas, y otras despertaba sudada, con el calor y nerviosismo en mi cuerpo al ser consciente de que estaba soñando con tener relaciones sexuales con el doctor Shuntaro. ¿Qué me pasaba? ¿Tanto me gustaba?

Mi relación con Chishiya avanzaba bien, compartía algunas cosas de sus recuerdos y yo le compartía algunas de mis sueños, claro, obviando el hecho de que lo soñé desnudo, teniendo sexo conmigo, mientras oía sus gemidos.

—¿Necesitas algo más? — pregunté, mientras dejaba en una pequeña mesa al lado de la camilla de Chishiya, algunos papeles y pastillas.

Sus ojos conectaron con los míos, y ahí estaba nuevamente ese cosquilleo en mis labios. Bajo su vista hacia mis labios y asintió lentamente.

Le sonreí, —¿Qué necesitas? — el me miró durante unos instantes, instantes en los que admito que una gran corriente de nervios recorrió todo mi cuerpo.

—Un beso. — dijo, ahora bajando nuevamente sus ojos a mis labios.

—¿U-un qué? — tratamudee, mientras miraba hacia la puerta para verificar que mi hermano aún no volvía de su terapia en volver a usar bien sus piernas para poder caminar.

—Un beso. — repitió —. ¿No estás para ayudarme en las cosas?

—S-sí, pero... — Dios santo, este hombre me hacía tartamudear mucho.

—¿Pero qué? Necesito un beso para poder mejorarme. — sonrió de lado —. Además, creo que me lo merezco al comportarme muy bien, ¿no crees?

Me quedé unos segundos tartamudeando mientras revisaba en mis bolsillos de mi suéter azul, encontré unos dulces y al sacarlos, me di cuenta que eran unos chocolates. Específicamente los chocolates kisess.

Sonreí y extendí mi mano hacía él con tres chocolates de ellos, —Toma.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras los tomaba, — Sabes que no me refería a ese tipo de beso.

—No puedo creer que me estés pidiendo un beso de verdad... — agache mi mirada, con algo de pena, vergüenza, y nervios al mismo tiempo. Él solo se río.

—¿En serio, Wen? ¿Crees que no he recordado esas escenas entre nosotros? Estoy más que seguro que ya nos hemos dado más de algún beso. — me miró divertido.

¿Le divertida ponerme nerviosa?

—No sé de qué hablas... — miré hacia otro lado, evitando su mirada.

Otra risa salió de él, para luego dejar salir un suspiro, —Haré que vuelvas a ser mía, Wen, tenlo por seguro. — empezó a abrir uno de los chocolates para luego mirarme —. Y también haré que me des más de un beso, uno de verdad.

Su seguridad en sus palabras solo hizo que mi corazón latiera más rápido mientras me seguía quedando en silencio, ¿es que acaso disfrutaba de mi reacción?

Le sonreí de lado, aún nerviosa, —No sé de lo que me hablas.

El negó, —Tenlo por seguro, Wen, volverás a ser mía, aunque siempre me has pertenecido.

—Eres muy posesivo, ¿eh? — intente bromear.

Algo me decía que bromear en situaciones dónde no daba, era una especialidad.

Mi Reina Roja || Alice In Borderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora