♧-Capítulo 4

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El frío y la noche se estaban haciendo cada vez más presentes mientras seguimos caminando con Tatta. Tomar su mano cálida en medio de la noche era muy lindo.

—Estoy harta de este lugar. — volteo a ver a Tatta y a su risa.

—Somos dos. Lastimosamente... creo que nos quedaremos aquí un tiempo.

Hice una mueca, —Hable con el chico peli-blanco, me explicó algunas cosas luego de matar a esa cosa-caballo y cuándo me lo encontré nuevamente fuera del edificio antes que encontrarte a ti.

Y ahí estaba, otra risa de Tatta, —¿Cosa-caballo? No hay duda de que cada vez eres más creativa con los nombres.

—Ya ves. — digo, guiñandole un ojo.

Me dolía la cara, no lo iba a negar. Había recibido algunos golpes de aquella cosa y también me dolía el cuerpo por la actividad física que había hecho anteriormente, pero me satisfacía saber que al menos no morí de una manera estúpida.

—Tatta... — me separo de él para colocarme frente a frente —. Deberíamos buscar un lugar dónde dormir ¿no crees?

El sonrió de lado, —Eres lista, linda, habilidosa y creativa ¿y no recuerdas que estamos solos?

Hice una mueca, —No es mi culpa ¿bien? Sigo abrumada por muchas cosas. Perdí a mi hermano, mate a tres hombres, ahora a dos cosas-caballos, y...

—Espera, espera, espera. — me corta —. ¿Mataste a tres hombres?

—Larga historia. — digo haciendo un gesto con mi mano para restarle importancia.

—Tenemos toda la noche, siempre te escucharé. — eso derritió mi corazón.

Fuimos a una tienda para buscar velas y un encendedor, al encontrarlos, nos adentramos a una casa y prendimos velas por todo el lugar para empezar a preparar la cena. Le conté sobre Niragi y cómo pasó todo, el también me contó un accidente no accidente de su anterior trabajo y algo de su vida. Prometimos confidencialidad sobre esos temas en un futuro y seguimos contando cosas que pasaron en nuestras vidas.


Los cinco días que se habían agregado a nuestras visas pasaron rápido. En esos días intentamos calmarnos, nos conocimos más, le explique algunas cosas que había entendido y otras que deduje. Nos restaba un día, así que decidimos ir a un juego el día de hoy por si mañana no encontrábamos uno disponible.

Nos detuvimos frente a un auto que posaba en la entrada de un edificio enorme. Nos miramos mutuamente para luego entrar en aquel lugar. A nuestro lado derecho había un gran cuadrado negro con círculos que contenían diferentes colores, luces, palabras e imágenes.

Seguimos caminando siguiendo aquellas flechas que aparecían frente a nosotros para guiarnos por el camino. Cada que pasábamos por esos pasillo, podíamos apreciar posters mal colgados, bancos tirados, puertas dañadas, etc. Caminamos hasta encontrarnos con aquel muro que contenía los teléfonos para jugar, tomamos uno cada uno para esperar, poco tiempo después entro una chica con falda, tacones, bolsa, y una blusa blanca ¿Por qué de vestía así?

Bueno, no la juzgaba mucho, yo llevaba una falda negra que me llegaba arriba de las rodillas, una camisa pequeña color violeta pastel y mis tenis blancos con negro, nada elegante, era más práctico, para asegurarme flexibilidad y comodidad en estos juegos del diablo.

Pude ver como otra chica entraba para luego ver a otros tres chicos entrar al juego. Intentaron irse pero los pare.

—No pueden salir, si salen se mueren.

Un rubio me vio confundido, —¿Morir?

Casi me causó gracia recordar que yo tuve la misma reacción que él. Asentí y ellos se acercaron a la mesa dónde yacían los teléfonos para tomar uno también.

Mi Reina Roja || Alice In Borderland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora