Caroline
Después de haber dejado a Jack me dirigí a casa con calma y escuchando la estación de radio que papá había dejado la otra vez. Las nubes llegaban cada vez más grises y el aire se volvía cada vez más frío. El volcán aún tenía nieve a pesar de la estación en la que estábamos; aunque jamás lo había visto totalmente vacío. Pensé en Melisa y en lo mucho que odia el Volcán, la ciudad en sí y ella no se acoplan muy bien. Aspiraba a más, a los lujos y comodidades de la Capital. Probablemente cuando nazca su bebé se largue de aquí.
El pasto del ante-jardín de mi casa estaba escarchado y los vidrios empañados, ya era bastante tarde y papá probablemente prendió la estufa a leña.
Bajé del auto con la bolsa de burritos y corrí hacia la casa para abrir la puerta. Todo adentro estaba oscuro y me pareció extraño porque papá veía el canal Fox Sport a esta hora ―nunca se lo perdía―.
―¿Papá? ―pregunté sin escuchar respuesta.
Miré hacia las escalera y estaba la luz prendida del baño. Subí y me dirigí a mi habitación; probablemente debe estar tomando una ducha.
Me quité el sweater y me puse el polerón que utilizaba como pijama. ―Serviré la cena― grité desde el umbral de la puerta del baño para que escuchara pero el silencio inundó el lugar nuevamente. Entonces abro la puerta, corro hacia la tina y lo veo ahí.
Mis manos temblaban y no atinaba a hacer nada. Estaba él ahí tirado mientras el agua corría por su espalda y su vomito salía por la boca inconscientemente.
¿Cuál era el número de emergencias? ¿Tendré que llamar a algún amigo de él? ¿Será mejor si lo llevo yo?
Corté el agua y corrí hacia mi habitación a buscar una manta que lo pudiera cubrir. Lo tomé de la cintura para poder pararlo y lo envolví para tapar su cuerpo. Abrazándolo para que no cayera tomé mi celular del bolsillo de mi pantalón y busqué el número de emergencias.
―Aló, buenas noches, yo, yo necesito una ambulancia ahora...urgente ―las palabras salían como balbuceos y mis ojos cada vez ardían más ― tengo a mi padre inconsciente en el baño, tiene cáncer.
―Está bien, señorita pero necesito que se calme y hable claro para poder anotar su dirección. ―Dijo el tipo del otro lado de la linea
―Está bien. Calle Fresia 345.
―Gracias, estaremos allá en cinco minutos. No mueva a su padre de ahí ¿me oye?
―Sí...
Me senté en el suelo para poder apoyarlo en mis piernas; se veía pálido y ojeroso. No debí haberlo dejado solo, debería haber notado que andaba débil. Me reproché internamente.
Acaricié su frente y tomé su mano para calentarla mientras la ambulancia llegaba, y si bien esta no era la primera vez que ocurría: no estaba preparada para decir adiós tan luego.
☜♥☞
Abrí mis ojos y Melisa estaba durmiendo al lado mío. La llamé a penas llegué al hospital y llegó a los veinte minutos después con su madre quien se veía realmente preocupada por mi padre y por mí.
―Cariño ¿deseas un café? ―me habló Lili, la madre de Melisa.
Sonreí levemente y negué con mi cabeza― Gracias de todas formas, por eso y por estar aquí acompañándome. ―Ella acarició mi mano y sonrió dándome paz― ¿Se ha sabido algo?
―Sí, bueno...es una crisis, una de las muchas que tendrá desde hoy en adelante. Lo dejarán hasta el lunes para que le puedan hacer exámenes e intentar con la Quimio de nuevo.
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Criminal
RomanceCaroline tiene 18 años recién cumplidos, acaba de salir del instituto y tiene toda una vida por delante. Pero todo esto se ve interrumpido por quizás la última petición importante que le puede pedir su padre, entrar a la PDI (policia de investigacio...