Jack
Reí para mis adentros, debería haber sabido que iba a venir aquí. Me acerqué hacia el y susurré fuerte sobre la música. ―Vamos a afuera.
Él me siguió y salimos por la parte trasera del Club. La noche estaba igual que siempre, húmeda y algo helada.
―Y bien, me soplaron por ahí que querías verme ―Lo miré desafiante y firme mientras mis brazos se cruzaban.
Él se acercó a mi lentamente mientras sacaba algo de su bolsillo ― te soplaron bien entonces. Pero no sólo quiero verte ―me tiró un papel en la cara y lo tomé de mala gana, ya sabía lo que era pero aún así lo abrí.
―No tenía otra opción, me tenían las bolas hinchadas. ―Arrugué el papel y lo tiré al suelo mojado.
―"No tenía otra opción" ―imitó mientras doblaba su cabeza y sonreía con asco. Me tomó desde el cuello y puso su cara tan adelante de la mía que podía ver hasta los bellos de su nariz. ―Escúchame, Blaz. Si me llegan a arrestar todo será tu culpa ¿oíste? No descansaré hasta verte muerto y podrido en un cementerio.
Lo empujé fuerte hacía atrás haciendo que rebotará con la puerta de metal, creando un gran estruendo.
―Escúchame tú a mí, Ramirez. ―le escupí fuerte en la cara― yo te he estado haciendo un favor todo este tiempo, así que si alguien tiene que andar molesto con toda jodida situación soy yo. Si no me das lo que te he estado pidiendo desde el principio no hay más trato, así de simple.
―Ya te dí lo suficiente.
―¿Lo suficiente para ti o para mí?
―Joder, Blaz. Acompáñame a casa. ―caminó por el oscuro callejón que daba hacia la entrada principal y entró en su auto Audi R8 azul con negro mientras yo aún caminaba hacia él. Miré a todos lados con precaución, no era conveniente que me vieran con Ramirez, menos ahora que todos me tenían en la mira.
Entré en el auto y Ramirez me miraba serio.
―¿Qué pasa?― pregunté.
―¿Porque es tan importante para ti todo esto?
―Porque si. Ahora vamos.
La casa de Ramirez quedaba a la salida de la ciudad así que el viaje duró más de lo que me hubiese gustado estar con él. Su auto se estacionó en la entrada de la gran casa blanca ―que sólo la podía tener él por la gran cantidad de dinero robado que guardaba bajo el brazo―.
Caminamos hasta la puerta y la abrió después del rato.
Caroline
Después de saltar el gran muro que cubría la casa de Ramirez Gabriel se dirigió a la puerta trasera de la casa, que sacando mis conclusiones da a la cocina.
―¿Cómo entraremos si no trajimos llaves? ―pregunté mirando a Grabriel quien observaba la manilla de la puerta como si la fuera abrir con poderes de telequinesia.
―Buena pregunta.
Entorné los ojos y busqué cualquier cosa que pudiera servir para abrir la puerta. En el suelo estaba la caja de herramientas que contenía diversas cosas, así que saqué un destornillador y volví al lugar.
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Criminal
RomantiekCaroline tiene 18 años recién cumplidos, acaba de salir del instituto y tiene toda una vida por delante. Pero todo esto se ve interrumpido por quizás la última petición importante que le puede pedir su padre, entrar a la PDI (policia de investigacio...