Caroline
Estábamos con mi papá en el balcón de su habitación. Él sentado su esa silla maldita que le gustaba tanto, y yo parada junto a la baranda de fierro negra. El cielo estaba despejado y la luna grácil nos hacía una buena compañía.
―Oye...―soltó él.
―Dime―dije algo ida.
―Te quiero pedir un favor...
Lo miré con los ojos entrecerrados porque ya sabía a dónde iba esto.
―Papá, si quieres que pase menos tiempo en la casa, la respuesta es obviamente que no.
―No, Caroline...es que no se trata de eso. Sólo quiero pedirte que me cuentes lo que te pasa. ―Estiró su mano para poder cogerla y yo la tomé.
―No sé a lo que te refieres, papá.
O quizás sí.
―Has estado extraña, más débil. Tu cara de que algo te ocurre se nota antes de que llegues. ¿Es algo que sucede en la oficina?
Reí nerviosa.
―No, nada de eso. Sólo he tenido más trabajo por los días que falté y la presión es mucha...ya sabes. ―le golpeé bromeando en el hombro.
―Claro que lo sé y por eso le pedí a Cristina que ella me reemplazara. ―Su cara cambió de preocupación a una seriedad instantánea.
―¿Qué? ¿quieres que tome vacaciones? ―pregunté confundida.
―No, quiero que dejes de trabajar en ese lugar y nos vayamos a vivir a Santiago.
¿Qué dijo?
―Papá eso es una estúpida locura que se le ocurrió a tu cabeza. Yo...yo estoy perfectamente bien en mi trabajo. ―Mi voz sonaba más rígida y apretada al momento que me di vuelta hacia la calle.
―¿Perfecto le llamas a ir a la casa de Ramirez y que casi te pille de no ser por Blaz. ¡Por Blaz, Caroline! ―Su mano tensa tiro la mía e hizo que lo mirara nuevamente.
―¿Quién te dijo eso? ―pregunté.
―Sabes que no te lo diré. Caroline yo sólo quiero cuidarte y mira donde te metes. ¿Tienes relación con Blaz?
―¡¿Qué?! Papá cómo se te ocurre...yo sólo me lo topé ahí y ya. Me ayudó porque sabes su relación con Ramirez y quería ayudarme con esto.
Las manos me sudaban hasta la madre y mi corazón se saldría por los ojos en cualquier momento. Claro que se le ocurría y mucho más que eso; me escuchó hablando de él con Mel.
―¿Ayudar? ―escupió.
Asentí.
―¿Y luego qué? ¿Sabes qué pasa si el Juez encargado se entera de eso?
Mi cerebro sólo atinaba a mover la estúpida cabeza.
Negué.
―Si él se va tras las rejas...adivina quién más se iría con él. No quiero que te involucres más, ¿oíste? Se terminó, Caroline. ―Su cara demostraba que todo lo que decía era verdad y lo mejor es hacerle caso. Pero los dos sabemos lo necia que salí.
―Está bien―Mentí.
―Perfecto, no se habla más del tema. ¿Me llevas a Living antes de que salgas con Gabriel, por favor?
―Me voy... ―solté de la nada mientras Gabriel trataba de meter la pelotita azul en la mesa de billar.
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Criminal
RomanceCaroline tiene 18 años recién cumplidos, acaba de salir del instituto y tiene toda una vida por delante. Pero todo esto se ve interrumpido por quizás la última petición importante que le puede pedir su padre, entrar a la PDI (policia de investigacio...