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El padre de t/n había regresado a casa ya muy entrada la tarde. La chica estaba jugando con cinccino en su cuarto cuando lo escuchó llegar.

Oyó como el padre cerraba la puerta y saludaba a la madre con total naturalidad, como si no le importase estar engañando a su mujer.

Eso le rompía el corazón a t/n.

Su padre siempre había sido un poco intenso, sobre todo con el tema de los combates.
Hace un par de meses, cuando t/n cumplió trece años le regaló a cinccino y casi que la echó de casa a hacer el desafío de los gimnasios a pesar que ella no quería.

La chica tampoco tenía muchos amigos, antes, cuando iba a la escuela no solía pasar tiempo con sus compañeros y por ende no entablaba amistad.

Su madre siempre había sido muy tranquila y no decía nada cuando el padre insistía en que completase el desafío hasta hace unas semanas.

T/n nunca tuvo interés en combatir.

—¿Esa es la bolsa de t/n?—le preguntó él padre a la madre—¿Ha vuelto?—sonaba algo incrédulo—Pensaba que por fin se había ido.

—Está en su cuarto...

El padre caminaba hacia la habitación de la chica.

Ella abrazó a cinccino cuando su padre abrió la puerta del cuarto.

—¡Hola t/n!

La chica cerró los ojos esperando un golpe.

Y así fue, recibió una patada en las costillas.

Ella cayó al suelo y cinccino casi que salió volando con el golpe.
El pokémon se colocó rápidamente frente a su entrenadora para defenderla.

—¡Cino!

—Apartate bicho—dijo el padre propinando otra patada al pokémon.

Esta vez salió disparado hacia la pared.

—¡Cinccino no!—exclamó t/n desde el suelo.

La puerta de la habitación estaba abierta y la madre observaba la escena desde afuera.

—¡Cállate!—gritó el padre.

Me ahorraré detalles de la paliza.

T/n estaba llorando de nuevo, tirada en el suelo. Ahora tenía incluso más moretones que antes. Su pokemon trataba de consolarla abrazandola pero esta vez no era suficiente.

—Cinno...—murmuró el pokémon al ver que no la animaba.

—Gra-gracias amiguito... Gracias po-por estar conmigo...—dijo ella e entrecortadamente.

El pokémon se acurrucó a su lado. La chica lo abrazó y siguió llorando.

Tras un rato llorando desconsoladamente se cambió de ropa, se tapó las heridas y guardó varias cosas en su bolsa. También tomó todo el dinero que tenía ahorrado y abrió la ventana.
Guardo a cinccino en su pokeball, tomó su bolsa y se dirigió hacia la ventana.
Vivían en una casa que estaba a ras del suelo así que fue fácil salir por allí.

Rápidamente se alejó varias calles de su casa y llamó a un taxi volador.

Viajó hasta pueblo Ladera ya que tenía una habitación donde quedarse en el hotel de la plaza.

Le dolía el cuerpo cuando llegó al hotel y entró a su cuarto. Se tumbó en su cama y durmió con inquietud.

Se despertó a eso de las doce de la noche y decidió ir al cementerio.

Ya en el cementerio caminó sin rumbo por entre las tumbas. Llegó hasta una bastante grande y se apoyó en esta.

—H-hola...

T/n se asustó al escuchar la voz de un chico. Se volteó y vió a Allister.

—Eh... Hola...

—¿Qué ha-haces aquí?

—Me fui de casa...

—Oh...—se quedaron en silencio—¿Po-por qué?

A la chica le dió un escalofrío al pensar en su padre golpeándola y en su madre con mirada triste. Le sabía mal haber dejado a su madre sola con el maltratador de su padre, pero tal vez su padre estuviera feliz por qué su hija por fin se hubiese ido de casa.

—E-es complicado...

Allister recordó cuando le vio las vendas y el moretón en el brazo.

—¿T-te maltratan?—dijo él. T/n cerró los ojos fuertemente.

—Mi... Mi madre no... Mi padre a veces...

—Hm... Lo siento...

—N-no tienes por qué sentirlo... No es tu culpa...

El chico estaba de pie a su lado y los dos observaban el vacío cementerio. Algunos pokémon fantasma pululaban por allí en silencio.

—Que soledad...—murmuró él.

T/n lo miró con melancolía. Podía ver sus ojos morados brillar a través de la máscara.

—Sa...¿Sabes qué? Tienes unos ojos bonitos...

—¡Ah! ¡Gra-gracias!

Era la primera vez en mucho tiempo que le hacían un cumplido al pelinegro y sus mejillas se colorearon en carmín por debajo de la máscara. También bajó la vista al suelo. T/n desvió la vista cuando este miró el piso.

—Supongo que tendrás muchos admiradores por ser famoso...

—La... La verdad es que no... Suelen querer más a Bea que a mí... N-no sé si te has fijado pe-pero a mis combates viene poca gente a verlos...

—Yo fui el otro día y si había mucha gente...

—Fue por la promoción de entradas gratis... Si no lo hacemos no viene nadie...

—Vaya...

—Si...

—¿Por qué?

—No lo se...

Sin pensarlo, t/n se acercó a él y le dió un abrazo. Ambos lo necesitaban, ya que los dos tenían el ánimo por los suelos.

Al principio Allister se sorprendió y se quedó tieso, pero después, tras un par de segundos correspondió el gesto.

Tras un corto periodo de tiempo se separaron.

—Gra-gracias... Lo necesitaba...—dijo él

—Yo también.

Se miraron por un momento.

Dentro de t/n brotaba un sentimiento que ella no reconocía. ¿Qué era esta sensación calidad en el pecho? ¿Porque justo ahora?

La chica desvió la vista.

—Creo... Qué se me va a caer la máscara...—comentó de pronto el chico llevándose las manos al rostro cubierto.

Ella miró la luna. Dentro de pocos días sería luna llena.

—Oye, ¿Te parece si nos encontramos aquí mismo el día de la luna llena a las doce de la noche?

El pelinegro se sorprendió.

—¿Por qué?

—Quiero pasar el tiempo con alguien...

—Vale...

—Me has caído bien

—¿Entonces nos vemos el viernes a las doce?—preguntó él

—Básicamente si. Bueno...—se separó de la tumba y comenzó a caminar hacia la salida del cementerio—¡Nos vemos en unos días!—exclamó ella.






Aquí os traigo la quinta parte de esta historia.

Espero que os esté gustando, yo me estoy esforzando mucho por traeros los capítulos.

Sin más que decir no olvidéis votar y comentar que es lo que más os gustó.

1069 palabras

~Sus ojos tras la máscara~ Allister x tu [pokémon espada y escudo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora