Elijah
Sus frías manos se aferraban a mi cuello. El aire abandonaba mis pulmones mientras yo trataba de zafarme de su asfixiante agarre.
Cuando sentí como el poder de mi pecado comenzaba a emerger de forma automática, Leviatan dejó de hacer fuerza y me ordenó salir del coche.
Traté de recuperar el aliento mientras me desabrochaba el cinturón. El frío pegó en mi cara en cuanto puse un pie fuera del coche. Todavía poseía su apariencia humana, pero podía notar perfectamente como se estaba conteniendo para no dejar brotar todo el enojo que tenía.
<<Ni si quiera sé que he hecho y ya lo estoy pagando.>>
—¿Puedes, al menos, explicarme cual es el jodido problema?—Dije viendo sus ojos negros entre la oscuridad.
Se llevó la mano a detrás de la espalda y comenzó a caminar hacia mí, por más que traté de mantenerme firme en mi lugar y de no demostrarle temor ante él, mis piernas comenzaron a moverse solas hacia atrás.
—Tú última comida es el problema, Elijah.—Su voz sonó detrás de mí.
Me lanzó a unos metros contra el coche, provocando que este se moviera y haciendo un abollón en él.
—No he vuelto a alimentarme de él, sigo sin entender el problema.
—¡Hey!
Un humano había parado el coche casi al lado del mío. Bajó la ventanilla y me vio tirado en el suelo y a Leviatan a unos cuantos metros de distancia de mí.
—¿Te encuentras bien?
—Circula—.Dijo con voz amenazante mi mentor.
El chico lo vio a los ojos, y aun viendo como en su rostro no había ni un ápice de gracia, decidió ignorarlo completamente y volver a hablarme.
<<Estás muerto.>>
—¿Quieres que llame a la policía?—se bajó del coche y caminó hasta a mí—Ese tío no me da buena espina, si estás en problemas con...
Ni si quiera parpadeé cuando su cuerpo comenzó a quemarse frente a mí. Hacía aspavientos tratando de deshacerse de las llamas que cubrían su cuerpo. Sus gritos eran fuertes y estridentes, corría de un lado a otro pidiendo ayuda mientras que el causante de todo ese jaleo lo veía sin preocupación alguna.
Leviatán hizo un movimiento rápido con la mano y el cuerpo ya casi calcinado del chico desapareció.
Me levanté del suelo y me sacudí la ropa.
—Está bien, lo he entendido. Tendré más cuidado cuando me alimente.
—Tú padre sabe que te has alimentado de ese chico.
<<Jodida mierda.>>
—De alguna forma tendré que sobrevivir, es decir, no esperaría realmente a que muriera de hambre, ¿verdad?
—Behemoth se lo ha dicho.
<<Ese cabrón no deja de joder aun estando fuera del Infierno.>>
—Sabe que estás aquí. Los dos saben que estás aquí.
Mordí mi labio inferior con fuerza provocando que el sabor a metal se propagara por mi boca.
Fue inevitable que aquella sensación de desconfianza no se extendiera por mi cuerpo. Behemoth no actuaba sin más, nunca trabajaría por su cuenta. Si él había informado a padre de que yo me había alimentado de aquel chico, era porque él mismo se lo había pedido.
Y de ser así, eso me llevaba a preguntarme una cosa.
Ahora que estaba fuera del Infierno, de sus dominios, y no tenía que hacerse cargo de las cagadas que pudiera hacer en el futuro, ¿por qué mierda mandaba a su fiel servidor a vigilarme?
—Si sabe que estoy aquí y que me he alimentado de él...
—También lo pensé.—Pude ver como de sus manos salían ligeros temblores que trataba de disimular llevando sus manos hacia detrás de su espalda.—Cabe la posibilidad de que también sepa que interactúo contigo.
Nunca había visto a Leviatán sentir temor ante nada ni nadie; y sinceramente, el hecho de que su rostro se muestre totalmente casi descompuesto ante la ligera, pero muy probable idea de que padre sepa que interactúa conmigo aun estando yo desterrado...
<<Estamos jodidamente muertos y quemados.>>
—¿Cuándo fue todo esto?—pregunté tras un largo silencio.
—Ayer.
Tragué saliva.
—Dejaré de venir durante una larga temporada. Si es cierto que ahora eres el punto de mira de tu padre, Behemoth no puede verme revolotear a tu alrededor.
Asentí.
—Dejaremos que las aguas se calmen durante un largo tiempo. Yo seguiré los mandos de Lucifer como hasta ahora. Tú mientras tanto, puedes seguir con el plan por tu lado, sin propasarte y con extremo cuidado.
—Entendido.
Caminé hasta el coche y abrí la puerta para encender después el motor y salir de allí.
—Estoy casi seguro de que Behemtoh te estará observando, así que tengo que decírtelo, aun que creo que ya lo sabes.
Nos metimos en un túnel.
—El más mínimo error que cometas, por pequeño que sea...
—Estamos muertos.
Salí del túnel y Leviatán ya no estaba en el coche.
No me di cuenta hasta después de llegar a mi departamento el nudo que se había formado en mi pecho.
Después de una larga ducha y de meterme en la cama, no pude conciliar el sueño, y honestamente, después de hoy dudo mucho que pueda dormir tranquilo de nuevo.
La cara descompuesta de Leviatán, sus manos temblorosas y la forma en la que hablaba mientras me decía que podía ser que ya fuéramos descubiertos, no salía de mi mente.
Si un mentor, un demonio de tan alto rango como él, temía por lo que le pudiera hacer Lucifer, ¿qué mierda me esperaba a mí?
Lucifer ya nos había demostrado que no tenía piedad en sus castigos ni si de sus propios hijos se tratase. Pero la traición, el tratar de hacer lo que estábamos haciendo, conllevaría a algo más que un simple castigo.
A mucho más.
—Ni un solo error,—me repetí a mi mismo—ni un solo jodido error.
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Envidia [#2 Pecados]
Teen FictionSi de algo podría estar orgulloso Leviatán, era del magnífico trabajo que había realizado instruyendo al segundo hijo de Lucifer, el portador de la Envidia. Elijah estaba convencido de que él debería ser el segundo heredero al trono y disfrutar de t...