Capitulo 23

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Elijah

Un gruñido gutural surgió de mi garganta en cuanto el sonido de mi teléfono retumbó en el cuarto. 

Me tapé los ojos, todavía sin abrirlos, con mi antebrazo y di un largo suspiro cuando el sonido de este no cesaba. 

Finalmente estiré mi brazo para desbloquear el teléfono y maldecir a la persona que llamaba con aquella insistencia. 

—Seas quien seas, no son horas de llamar.

—¡Elijah!

Era Monique.

Separé un poco el aparato de mi oreja en cuanto la voz de la mujer del otro lado de la línea comenzó a parlotear sin cesar a unos niveles demasiado altos para mí. 

—Más despacio, no entiendo nada de lo que me estás diciendo. 

—¡Fotos vuestras, por todas partes! ¿Entiendes eso?—soltó un jadeo—¡Sois portada de todas las revistas!

—¿Ya ha salido la última sesión de fotos?—pregunté tratando de despertarme. Pensaba que se publicarían mañana. 

¿Qué?, no hablo de esas fotos—un jodido grito más y corto la llamada—¡Hay decenas de imágenes vuestras en la paya! ¿Dónde está Noelle? Sebastien dice que le está llamando por teléfono pero no le contesta. 

 Como un balde de agua fría, los flashbacks de la noche anterior arremetieron en mi mente con imágenes y sonido. 

Los jadeos, gruñidos, arañazos;  nuestras bocas chocando entre sí haciendo que más que un beso pareciera que tan solo queríamos sentir el control total y absoluto sobre el otro de la manera que fuera. 

Sus manos recorriendo mi espalda baja empujándome más dentro de ella. Mis dientes clavados en sus clavículas. Sus gemidos todavía sonaban en mis oídos. 

Ni si quiera recordaba como era que habíamos pasado de estar en la encimera a llegar al sofá para finalmente terminar en mi cama. Tampoco recordaba en qué momento el cielo se había oscurecido al completo. 

<<Dos veces, en una noche nos hemos acostado dos veces.>>

—¿Me estás escuchando?

Parpadeé tres veces saliendo de mis pensamientos, giré un poco la cabeza para comprobar lo que ya sabía. 

Dupont dormía tranquilamente, sin inmutarse de los constantes gritos del otro lado de la línea. 

La sabana tapaba parte de su cuerpo; su espalda estaba completamente descubierta y desnuda, dormía boca abajo y con los brazos flexionados. Su larga cabellera azabache caía por su cuello y algunos mechones pintaban su espalda. 

Con mi mano libre comencé a moverla poco a poco. 

—No tardará en despertarse.—Dije mientras seguía moviéndola. 

La asiática soltó un quejido mientras se giraba para verme. 

Frunció el ceño mientras yo llevaba mi dedo índice a mis labios indicándole que no hiciera ruido.

 —Dile que atienda el teléfono, Sebastien está al borde del colapso.

Dupont escuchó el recado, se levantó y cogió del suelo una camiseta, se la puso mientras caminaba fuera de la habitación para coger su teléfono. 

Mis ojos no se despegaron de sus piernas en ningún momento hasta que finalmente su cuerpo desapareció del cuarto. 

Volví a prestar atención a Monique, quien no había dejado de hablar desde el otro lado de la línea. 

Envidia [#2 Pecados]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora