Elijah
Monique caminaba apurada por los pasillos delante de mí. Murmuraba cosas a medida que caminaba, cosas inentendibles incluso para mí. Solía hacer eso cuando estaba nerviosa.
Al contrario que ella, yo solo la seguía despacio, detrás de ella y con las manos en los bolsillos.
—¿Podrías apurar el paso? Todavía no sabemos por qué nos han llamado con tanta urgencia.
<<Ah si, por eso está tan alterada.>>
—Elijah,—se paró repentinamente, hice lo mismo. Ambos quedamos frente al otro.—¿Has hecho algo que no deberías?, ¿te has metido en algún lío?
El tono de su voz se volvió temeroso, sus cejas castañas se fruncieron. Aun que quisiera tratar de transmitirme una posible molestia, fue inevitable no poder descifrar el nerviosismo y el miedo en sus palabras. Ella realmente temía por que la respuesta fuera un sí.
—Dime, por favor, que no has hecho nada que ponga en juego tanto tu carrera como mi trabajo. Por favor.
Negué serio.
Su mirada no se suavizó. Se volteó y volvió a caminar con el mismo paso de antes hasta que llegamos a la sala de reuniones de Élite. Tocó la puerta transparente y, en cuanto el director nos indicó que pasáramos, Monique abrió la puerta.
—Buenos días Monique, Elijah.—Saludó George, el hijo del fundador de la agencia y, fallecido su padre, el actual director.
No pude evitar sorprenderme al ver a Dupont sentada a la izquierda, acompañada de su fiel perro faldero Sebastien y de Agnès Laurent, directora de la agencia en la que ella formaba parte.
A juzgar por sus caras, parecía que tampoco tenían muy claro el por qué estaban allí.
—Por favor, sentaros.
Monique se sentó frente a Sebastien y yo frente a Dupont, quedando así ambos directores en las cabeceras de la gran mesa de mármol.
Hubo un largo minuto de silencio hasta que Sebastien habló, hubiera preferido continuar con el incómodo silencio antes de escuchar aquella molesta voz.
—¿Podemos saber cual es el motivo por el que nos han traído aquí?
Rodé los ojos y Monique me dio un disimulado codazo.
<<Oh, que chico tan educado, tal vez le dé una galletita por su buen comportamiento.>>
—Me alegro que preguntes eso Sebastien.—Habló George levantándose de la silla.
Los cuatro le seguimos con la mirada al ver como se dirigía hasta uno de los cajones de los elegantes estantes. Todos, menos Agnès. Lo cual me dio a pensar que ella al contrario que nosotros, sí estaba al tanto de la reunión.
Agarró una revista y la dejó caer en el centro de la mesa. Sebastien fue el primero el cogerla.
Se quedó unos segundos observando la portada y apretó la revista entre sus manos. Dupont, quien estaba justo a su lado, abrió los ojos. Lejos de compartir el evidente mal estar y enojo de su representante, lucía más bien sorprendida.
Le pasó la revista a la castaña de mi lado y pude leer lo que ponía.
Más bien solo me hizo falta ver la imagen para entender lo que sucedía.
Dupont y yo, de portada de revista.
Ella apoyaba su cabeza en mí mientras que sus manos reposaban en mi torso y con una suave sonrisa en el rostro. Yo solo la sujetaba de la cadera, más bien a penas la rozaba, mientras que mi cara se mantenía seria y mi mano libre reposaba en mi bolsillo.
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Envidia [#2 Pecados]
Novela JuvenilSi de algo podría estar orgulloso Leviatán, era del magnífico trabajo que había realizado instruyendo al segundo hijo de Lucifer, el portador de la Envidia. Elijah estaba convencido de que él debería ser el segundo heredero al trono y disfrutar de t...