Capitulo 13: El Carnaval

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Dead

Tick... tick... tick...

¿Qué es ese goteo? ¿Y el olor a moho?

Tick... tick... tick...

Y una mierda, no las voces de nuevo...

Esperen, no parecen las voces, acá huele como a algo más, como a... a algodón de azúcar, churros y aserrín. Hay mucho ruido y... esto... es como un carnaval.

¿Es una feria?

Camino hasta el final del pequeño túnel y salgo dentro de la carpa de un circo. Hay gente viendo por todos lados. Se ríen, como si el cirquero acabara de decir el chiste más gracioso de toda la historia. Música de circo suena por doquier, nunca he estado en un circo. ¿De qué ríen?

Estoy justo detrás de la tarima de presentación.

Puedo escuchar un tigre, parece un tigre blanco. Es tan hermoso, rodea al público como vigilándoles.

¿No le tendrán miedo?

No es un cirquero quien presenta, hay una mujer en medio, vestida de anfitriona. Junto a ella, de pie, se encuentra un hombre. Un hombre vestido de negro.

No logro verla bien, estoy por detrás de ella y las luces del escenario le dan directamente, lo único que logro ver es su cabello plateado, pero no puedo distinguir sus rasgos, está subida en una ¿silla? Una muy alta, construida de piedra.

En una esquina hay payasos, payasos vestidos de blanco, pero sus zapatos están rojos... No son rojos, pero están rojos... Sus narices son rojas, al igual que el cabello, tiene una espantosa gota negra dibujada debajo de sus ojos y hacen malabares con algo... algo que no veo.

Hay chicas haciendo malabarismo en una cuerda encima de la gente, otras en columpios guindando del techo de la carpa...

Sigo rodeando la carpa para ver lo que sucede. La anfitriona, parece feliz, parece estar gozando de su público, de lo que acaba de hacer. Todos lucen entusiasmado por ver que más sigue.

Yo también quiero ver...

Mis manos son pequeñas y estoy descalza, tengo alas de plumas negras de nuevo, puedo sentirlas pero las siento tan pesadas, como si no estuviese hecha para ellas, así que decido arrastrarlas, a pesar de todas las enseñanzas de mis instructores.

Doy unos cuantos pasos más y distingo lo que el tigre cuida en el escenario, no es solo a su maestra sino también unas ¿jaulas? No... son mucho más bonitas, hay cuatro rojas con blanco, dos doradas con negro y una blanca con dorada.

Son como cajitas musicales, tienen forma de carpas de circo y están sonando... suenan tan lindo... me gustaría tener una.

¿Si les pido una me la regalarán?

Cuando camino un par de pasos más para ver el show mejor, saliendo de la esquina, de detrás de la tarima...

La música se detiene, todos dejan de reírse y sus caras se voltean hacia mí.

Todos llevan antifaces blancos, los hombres de esmoquin blanco y las mujeres visten un sencillo vestido blanco.

No paran de verme.

La anfitriona va de rojo, rojo como la sangre que la rodea y usa una máscara de arlequín, es roja con naranja y dorado. No distingo sus ojos, no me gusta...

El hombre, junto a la anfitriona me mira, va vestido todo de negro esmoquin, chaleco, camisa y corbatín. Lo único de color en él es su pañuelo verde. Lleva una mascará similar a la anfitriona pero no tiene colores, en vez del patrón de cuadros otoñales que distingue a su anfitriona, la de él se basa en un patrón de cuadros todos negros, tampoco puedo ver sus ojos... Doy un pequeño paso atrás arrepentida de haber revelado mi ubicación y es cuando ella dice-: ¡Oh, ya estás aquí!

Dead Is Not deadWhere stories live. Discover now